Uno de los grandes males de nuestro tiempo es el consumismo desmesurado, una tendencia que, desgraciadamente, inculcamos en demasiadas ocasiones a los más pequeños de la casa. Precisamente la Navidad es una época en la que tendemos a cometer excesos en lo que regalos se refiere (y también en otras áreas), incluso en tiempos de inflación: factores como intentar que nuestros hijos tengan el mismo volumen de regalos que sus amigos y compañeros, entre otras cosas, a veces nos llevan a regalar más de la cuenta, y esto tiene consecuencias negativas. Si quieres evitarlo, toma nota de cómo funciona la regla de los cuatro regalos.
¿Sabías que, de media, los niños reciben hasta 10 veces más regalos de los que necesitan? Eso es lo que indican los estudios aunque, lógicamente, ello dependerá de lo que consideremos una cantidad normal y apropiada de regalos. Lo que parece claro es que sobreestimular a los niños con un exceso de juguetes no les beneficia en absoluto, sino todo lo contrario.
Así, la necesaria tarea de incentivar a los niños para que desarrollen su creatividad se vuelve mucho más complicada cuando se lo damos todo absolutamente hecho. El exceso de opciones para jugar deja poco espacio a la imaginación, que es precisamente una de las cualidades más importantes en el desarrollo del niño.
El resultado es bien conocido: descartar regalos a los pocos días ante el exceso de opciones, dejar de valorar las cosas que les rodean, provocarles el deseo de seguir recibiendo regalos al mismo ritmo y, última instancia, vincular su disfrute y su felicidad a la posesión de objetos.
Además, no es raro observar que, a pesar de la cantidad de opciones disponibles, los niños terminan jugando con una selección muy pequeña de juguetes, dejando a un lado todos los demás. Muchas veces reciben cosas que no desean y es precisamente el ansia por regalar por parte de familiares y seres queridos lo que genera este exceso de regalos.
Para evitarlo, la regla de los cuatro regalos es muy sencilla, aunque lo difícil es conseguir hacerla cumplir: el primer paso es convencer a tu círculo cercano de la necesidad de limitar el número de regalos, por ejemplo, invitándoles a participar conjuntamente en la compra de esos cuatro regalos verdaderamente especiales.
El niño debe ser el protagonista en estos casos, confeccionando con cuidado su lista de deseos. La clave está en que el listado contenga los siguientes puntos:
Por último, no olvides la importancia de escuchar al niño: sus regalos deben pasar por el filtro de sus progenitores pero es importante que, en algo de lo posible, respondan a lo que realmente desea, evitando salirnos de la lista. Para ello, la planificación es clave: asegúrate de que reciba aquello que desea y evita sustitutos que puedan frustrarle. Así evitarás devoluciones de regalos. También es importante guiarles en sus primeras decisiones para que sean acertadas.