La madre de Julieta, bebé que nació a las 23 semanas y 3 días de gestación: “Nos dijeron que era un desecho”

Julieta nació con 23 semanas y 3 días de gestación. Pesó tan solo 523 gramos y, desde antes de dar a luz, los médicos alertaron a sus padres, Rosa y José, de sus bajas posibilidades de supervivencia y las dificultades a las que se podría enfrentar la niña si sobrevivía a un parto tan prematuro. Sin embargo, contra todos los pronósticos, hoy la niña apodada cariñosamente por algunos medios como ‘la guerrera’ pesa 4,250 kilos tras haberse aferrado a la vida desde la UCI neonatal del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, del que por fin ha salido para ir por fin a casa tras seis meses que se han hecho demasiado largos para sus progenitores.

“En mi embarazo iba todo bien. En su curso era todo perfecto, pero el 3 de mayo fui al baño y había tenido un sangrado. Me fui hacia la Arrixaca y allí me dijeron que estaba de parto, que había tenido un prolapso de bolsa y que tenía que ingresar. No sabíamos si daría a luz o me quedaría en la habitación ingresada. Hasta una semana después, me tuvieron ingresada, me pusieron medicación, antibiótico, me retuvieron ese prolapso… y el día 10 de mayo, Julieta viene al mundo, con 23 semanas más 3 días de gestación y 523 gramos de peso”, cuenta Rosa María Graña, su madre.

En ese momento, cuenta, se les vino “el mundo abajo”. “Crees que lo has perdido todo. Es la ilusión del primer embarazo…” cuenta hoy ante las cámaras de Informativos Telecinco, teniendo que hacer una pausa, emocionada y al borde de las lágrimas.

Fueron “seis meses; 189 días” los que paso en la UCI. “Cada día una foto, cada día contado en el calendario”.

Hoy, pasados los momentos más difíciles, se muestra “feliz” por estar junto a la niña en casa: “Nos ha dado una gran lección. Es muy fuerte”, señala, aunque la niña todavía necesita cuidados y vigilancia. De hecho, tendrá que seguir en hospitalización domiciliaria, porque aun necesita oxígeno y sonda nasogástrica. Por eso, los pediatras y enfermeras la visitarán de forma periódica.

Algunos médicos daban el peor pronóstico a Julieta: “Nos dijeron que era un desecho”

Pese a que lo peor ya ha pasado, hoy Rosa y Jose no pueden evitar echar la vista atrás remontándose a algunos de los instantes más duros: “El primer día, la verdad, nos dicen que nuestra hija es un desecho, que va a ir a la basura, que si estoy sangrando no saben qué quiero esperar de eso. Y bueno, por todas las medidas, intentas relajarte, pensar que ya está bien porque se está moviendo dentro de ti, y quieres luchar con ella”, cuenta Rosa.

El 10 de mayo, la niña llega al mundo. “Nos dicen que no saben si llegará del paritorio a donde ella estuvo ingresada, que es la UCI neonatal, y cada día ella nos ha ido dando la lección, nos ha ido enseñando que es muy fuerte, que ha saltado todas las infecciones que cogió”, cuenta.

Julieta y la ilusión de empezar de nuevo

Rememorando todos esos sucesos, los padres de Julieta reservan por otro lado un lugar especial para su pediatra: “Siempre nos ha apoyado. Ha ejercido también como psicólogo. Siempre nos ha dicho todo de la mejor forma. Cuando nos enteramos de que se iba de vacaciones en verano, le preguntamos y le dijimos que nos dijese la verdad, que queríamos saber si él sabe si Julieta va a seguir adelante, y nos dijo, con la mano en el corazón, que sí; que empecemos a preparar todas las cosas”.

En ese instante, volvieron a recobrar toda la ilusión: “Nos emocionamos. Es verdad que ya sabes que la vas a tener en casa. Por lo que ha pasado, no te da igual, porque nos ha dado una gran lección, pero te ilusionas de nuevo. Volver a empezar a comprar cosas, volver a ver todo, ropita, el carricoche, todo lo que una mamá sabe…”, explica.

Es como una nueva vida

Ahora, tras pasar la primera noche con su pequeña en casa, no pueden evitar sonreír y sacar las mismas fuerzas que la niña derrocha.

“Tenemos satisfacción por verlo empezar. Es como una nueva vida. No es la rutina que habíamos establecido estos 6 meses de levantarnos pronto e irnos al hospital y venirnos sin ella. Ahora ya la tenemos aquí y, relajadamente, estamos en casa, no tenemos que ir a ningún sitio”.

 “Ahora está con su maquinita de oxígeno, con sus gafitas nasales, su sonda de alimentación. Tendremos que pasar un tiempo, corto plazo o largo plazo, hasta que ella lo requiera. Ella ya dirá por ella sola cuando no necesita nada”, cuenta su padre, quien señala que encontrarse por fin en este punto en el que ven que Julieta saldrá adelante es “lo más maravilloso del mundo”.