La Guardia Civil detuvo el pasado 12 de septiembre a un hombre, de 37 años, que murió días después en el hospital en Sevilla. El padre del detenido grabó el arresto y la familia ha interpuesto una denuncia por la actuación de las autoridades, porque consideran que los agentes usaron una "fuerza desproporcionada". No obstante, la versión del Instituto Armado contradice estas afirmaciones.
Los hechos ocurrieron en Mairena del Aljarafe. La familia del fallecido llamó a la Guardia Civil pidiendo ayuda porque su hijo se había presentado en su casa muy alterado, como si hubiera consumido algún tipo de drogas. Incluso había llegado a agredirles. Los agentes detuvieron al hombre a las puertas de la vivienda y este fue trasladado al Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde murió el 19 de septiembre. El padre de fallecido ha compartido ahora el vídeo en redes sociales, además de presentar la correspondiente denuncia.
La familia considera que los agentes se excedieron en el momento de la detención. "Trataron de reducirlo con defensas metálicas plegables, lo tiraron al suelo y le comprimieron el cuello y el tórax de tal manera que, como consecuencia de ello, nuestro hijo tuvo una parada cardiorrespiratoria muy grave, de la que ha fallecido, siendo nosotros testigos de todo lo ocurrido", reza la denuncia, a la que ha tenido acceso el Diario de Sevilla.
Esta es la versión de los padres de la víctima, que aseguran que grabaron el arresto porque consideraron que se usó una "fuerza desproporcionada". Además, añaden en su denuncia que "la asistencia médica necesaria tardó muchísimo tiempo en llegar y que cuando lo hizo no era de soporte vital".
Ambos deberán comparecer en el juzgado de Instrucción 2 de Sevilla el próximo 6 de febrero. El abogado de la familia, Luis Romero, asegura que, tras ver el vídeo de lo ocurrido, le recordó la muerte de Eric Garner en 2014 en Nueva York.
La Guardia Civil ofrece su versión. Los agentes del Puesto Principal de San Juan de Aznalfarache que se desplazaron hasta el lugar se encontraron con los padres del hombre, quienes le manifestaron que su hijo se había marchado tras agredirlos, ocasionando además "cuantiosos daños en el domicilio" por su adicción a las drogas. Estas personas les pidieron que permanecieran allí por temor de que el acusado regresara pasados unos instantes. Y así sucedió.
El hombre volvió al domicilio y comenzó a gritar en la vía pública, amenazando a los agentes. Les llegó a decir que "los iba a matar". Su comportamiento era muy agresivo y llevaba encima varias herramientas que exhibió ante las autoridades. Comenzó a dar golpes y varios efectivos salieron a intentar calmarlo y evitar más daños en la propiedad. Sin embargo, en este momento, el individuo lanzó "los dos martillos contra los guardias civiles, a escasos dos metros, sin lograr alcanzarlos, ya que esquivaron tales lanzamientos".
A la vista de lo expuesto, "usando la fuerza mínima proporcional para reducirlo, ambos agentes hicieron uso "de la defensa extensible reglamentaria teniendo que esposarlo, debido a la gran resistencia y violencia que oponía". Instantes después, los guardias civiles se percataron de que el agresor dejó de ofrecer resistencia y perdió el conocimiento. Rápidamente iniciaron maniobras RCP para su recuperación, a la vez que solicitaron asistencia médica. Finalmente, terminó falleciendo la siguiente semana. El forense dictaminó que no había relación entre las lesiones de la detención y la muerte. Será la autopsia la que aclare si la actuación tuvo que ver.