Conmoción en Gijón por la muerte de Olivia, una niña de seis años. La única sospechosa ahora mismo es su propia madre, Noemí. La policía encontró a la mujer tumbada en la cama junto a su hija, ya fallecida. Tras ser detenida, la acusada ha asegurado que había ingerido numerosas pastillas. Podríamos estar ante un nuevo caso de violencia vicaria.
La mujer sigue declarando en la comisaría por la muerte de su hija. Ella y su expareja, Eugenio, llevaban cinco años luchando por su custodia. La tenía Noemí y hace unos meses había decidido ir a la localidad asturiana a vivir con la pequeña, lejos de su padre, que seguía viviendo en Segovia. Sin embargo, este viernes le concedían a él la custodia. Este pudo ser el desencadenante.
El padre de Olivia no puede entender que haya sido utilizada como arma contra él: "Su madre tiene que cuidar de la niña, no tiene que matarla, tiene que estar bajo llave". Según explica, entre lágrimas, había ganado la custodia: "Después de luchar cinco años me la entregaron el viernes". Tenía que recoger a su hija para llevársela a Segovia, de donde su madre la arrancó hace un año.
"La única vinculación que tenía con Gijón era dificultar la relación paterno-filial todo lo que pudiera, hasta que se destruyese del todo", cuenta Eugenio, que asegura haber interpuesto hasta 20 denuncias. Noemí, su exmujer también le denunciaba.
"Esto no va ni de hombres ni de mujeres, esto va de que no pueden hacer esto a un niño", ha lamentado Eugenio. El hermano de la presunta homicida alertó a la policía al no contactar con ella. Madre e hija estaban en la cama, pero no pudieron salvar a Olivia.
La acusada dijo que había tomado barbitúricos. La niña pudo ser asfixiada. Una vez practicada la autopsia esta tarde, el padre de la pequeña pretendía llevarse el cuerpo a Segovia. La muerte de Olivia ha causado gran conmoción.