Cristina G. L. de 32 años, fue acuchillada el pasado 30 de mayo en el barrio de San José, Zaragoza, por un varón que ella misma logró identificar segundos antes de morir. La joven se encontraba agonizando cuando otro inquilino del edificio acudió a auxiliarla fue capaz de escuchar y ver a la víctima señalar al asesino.
Cristina indicó con su mano derecha una puerta entreabierta que había en su rellano. “Ha sido el de allí”, dijo la joven. “¿El vecino de ahí?”, preguntó el inquilino que le acompañaba a lo que la víctima le contestó con un “sí”. El hombre trató de tranquilizarla mientras ambos esperaban a que llegaran los servicios de emergencia. ”¿Lo conocías?", insistió, pero la mujer no se encontraba con fuerzas y segundos antes de fallecer le respondió: “no puedo respirar”.
El inquilino que le acompañó hasta el último instante, declaró como testigo ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón y utilizó esta breve conversación como objeto de investigación para el caso. El abogado que cubre la acusación particular en nombre de la familia ha pedido a la magistrada encargada de la investigación propia del caso que cite al inquilino con el fin de concreta los cargos contra el presunto homicida, Adil Lazizi, delimitando hechos justiciables.
Por este mismo motivo, el inquilino acudió a una vista convocada por la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza y, según lo previsto, la Fiscalía y la acusación particular aprovecharon ese trámite para pedir que se juzgue al sospechoso por asesinato. Ambas partes consideran en que el homicida actuó con alevosía al entender que Adil abordó a Cristina con un cuchillo en el rellano de la primera planta del edificio ubicado en la calle Alegría número 8. La consideración de que hubiera alevosía es esencial para que el acusado pueda ser juzgado por un delito que se castiga con hasta 25 años de prisión.
Por otro lado la defensa, cubierta por los letrados Carmen Sánchez y Luis Ángel Marcén, pidió a la jueza un sobreseimiento de la causa con respecto a el inculpado, pues, según contó este a la Policía, la víctima lo “acosaba” porque quería tener un “rollo” y él “no quería”. Adil no niega acuchillar a su vecina, pero sí alega haberlo hecho en defensa propia ya que además asegura que el día de autos, Cristina apareció en su puerta empuñando un arma blanca.
No obstante, basados en las pruebas forenses y los testimonios de los testigos, la víctima recibió 16 puñaladas, por lo que esta alegación resulta desconcertante si se habla de una defensa propia. Además, el cuchillo utilizado para el asesinato pertenecía a la cocina del investigado, que ya fue condenado a 21 años de cárcel en 2001 por el asesinato a otra joven en Madrid.