Las 73 recomendaciones del Gobierno para ahorrar energía con el objetivo alcanzar un ahorro adicional en el consumo de gas natural en el país no han sentado por igual entre la ciudadanía. Una de ellas, la de rebajar la temperatura del agua cuando nos duchamos entre los 30 y los 35 grados está suscitando un amplio debate entre los que aseguran que es imposible de controlar y los que ven bien esta fórmula de ahorro.
Los consumidores se preguntan cómo controlará el Gobierno que se aplica la medida, olvidando que se trata de una recomendación para ahorrar en la factura del gas que cada uno de nosotros pagamos y no de una imposición.
Pero hay otra parte de la sociedad que está de acuerdo con la propuesta al considerar que el ahorro merece la pena. También hay división de opiniones entre los que creen que ducharse a 30 0 35 grados es pasar frío o los que ven aceptable esta temperatura.
Para los gestores de grandes instalaciones deportivas, aplicar la medida puede suponerles un importante ahorro económico, aunque se arriesgan a perder parte de su clientela que no quiere pasar frío cuando hacen natación o toman una ducha después de unas horas de intensa actividad física.