Alba, la joven acusada de inducir a un amigo con esquizofrenia paranoide en 2019 hasta lograr que matara a su propio padre, era plenamente consciente de sus actos y exageraba sus problemas psicológicos. Así lo han confirmado este martes los peritos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Cataluña (IMELEC), que han echado por tierra los argumentos de la defensa en el juicio por el parricidio de Vilanova i la Geltrú.
Los médicos psiquiatras que hicieron la evaluación de la acusada han sido claros en su declaración en la Audiencia de Barcelona: no sufría ningún tipo de trastorno, más allá de uno depresivo-ansioso adaptativo al estar en prisión. Por tanto, no sería inimputable, tal y como pretende demostrar la defensa.
"Era una persona que no presentaba ningún trastorno psicopatológico agudo y que no se objetivaba ningún tipo de delirio ni ningún tipo de fabulación patológica. Esta persona, como cualquier otra, puede mentir. Pero no miente por ningún trastorno patológico, sino por el motivo que sea", ha destacado una de las investigadoras forenses respecto a Alba, acusada de inducir a su amigo Ismael.
Los expertos del IMELEC han subrayado que la acusada no contaba con ningún tipo de trastorno o discapacidad, que su inteligencia era media-baja dentro de la normalidad, y que tenía poca expresividad emocional, tendencia a aislarse y rasgos de sadismo.
Una de las peritos se ha referido a la historia que relató la acusada en su declaración en el juicio, donde supuestamente su expareja y amigo también del parricida confesó que la maltrataba, "incluso la violaba estando en casa de sus suegros".
"Una persona maltratada no va echando culpas a esta persona, sino todo lo contrario", ha destacado la perito, que ha señalado que las víctimas que sufren violencia de género sienten culpabilidad y no explican la historia "como si estuvieran contando un cuento".
Los peritos del instituto forense consideran que la acusada tiene una "moderada tendencia" a la presentación negativa, que tiene capacidad para manipular su propia imagen en función de lo que le pueda convenir, y que quería mostrarse como una persona dependiente y sumisa.
Los tres peritos del IMELEC se han contrapuesto al testimonio aportado por la defensa, que han asegurado que Alba sufría estrés postraumático como consecuencia de sufrir acoso escolar, aunque no han podido determinar si también le venía de los supuestos malos tratos de su ex. Las dos psicólogas privadas han asegurado que le aplicaron una primera prueba de inteligencia y dio un resultado de 69, una puntuación muy a la baja que rozaba por el margen inferior el límite de la normalidad, un nivel que solo tiene el 2.2% de la población.