La joven acusada de manipular a un amigo hasta lograr que matara a su propio padre, es considerada por su propio entorno como una chica poco madura y propensa a fantasear, hasta el punto de fingir dos embarazos, según han declarado varios testigos en el juicio que se sigue contra ella en la Audiencia de Barcelona.
Un jurado popular juzga desde esta semana a Alba A., para quien la Fiscalía pide 34 años y tres meses de cárcel por manipular presuntamente a un amigo con esquizofrenia paranoide para que asesinara a su padre, haciéndole creer que tenía vínculos con la mafia y que su vida corría peligro si no lo hacía.
Junto a ella se sienta en el banquillo el autor confeso del parricidio, ocurrido el 8 de junio de 2019, aunque la Fiscalía pide su absolución por trastorno mental y plantea que permanezca bajo internamiento psiquiátrico durante un máximo de 29 años.
Ante el jurado popular han desfilado este viernes varios de los testigos del caso, entre ellos un exnovio de la acusada, quienes han corroborado que la acusada era dada a fantasear ante sus amistades, que en varias ocasiones habían descubierto algunas de sus mentiras, entre ellas dos embarazados fingidos.
Sobre uno de esos embarazos mintió a su propio exnovio, a quien le acabó diciendo que había abortado, según ha contado él en el juicio, y posteriormente -cuando la chica ya tenía otra pareja- a dos amigas, a las que llegó a enseñar una ecografía que resultó ser falsa.
El exnovio a quien la acusada engañó con un falso embarazo ha reconocido que Alba le "manipuló" en algunas cosas y ha sido tajante en su declaración ante el tribunal: "Me enamoré de una persona de la que no me debía enamorar... Quiero que acabe todo esto y no saber de ella en mi puñetera vida".
Por su parte, la madre de la acusada ha reconocido que cuando creó un grupo de WhatsApp para preparar una fiesta por el cumpleaños de Alba incorporó al chat y mantuvo varios diálogos con Julia -el personaje que la acusada se inventó para que ejerciera como novia virtual del autor material del parricidio-, sin saber que en realidad se trataba de su hija.
Hasta tal punto la madre desconocía que Julia era su propia hija que le llegó a pedir 43.000 euros para pagar unas deudas, y ella le ofreció hasta 100.000, aunque el dinero no llegó nunca.
La madre de Alba ha asegurado que la acusada, a quien tuvieron que adaptar el currículum escolar, tuvo un proceso de madurez más lento de lo habitual. "Con 22 años no sabe hacerse una coleta ni cortar una rodaja de melón", ha reconocido.
También la actual pareja de Alba ha testificado que en su día creía que la inexistente Julia se había quedado embarazada, y ha admitido que desconocía que ésta en realidad era un personaje inventado por la acusada para acercarse al parricida confeso haciéndole creer que era una policía de un grupo secreto.
El próximo lunes está previsto que declare como testigo otro exnovio de la procesada, a quien ella precisamente incriminó en el crimen -además de acusarlo de maltratarla y de controlarle el teléfono móvil-, pese a que el hombre nunca ha estado acusado por el asesinato.