Familiares de víctimas de accidentes de tráfico han llevado este martes hasta el Congreso de los Diputados 700.000 firmas. Con ellas piden penas más duras para los que se ponen al volante de forma temeraria y criminal, borrachos y drogados, dejando un reguero de muertes.
Entre los allí presentes se encontraba David, el padre de Leire, una niña de cinco años que fue atropellada mientras cruzaba un paso de cebra con su madre. Ante las cámaras, en un acto junto a los familiares de otras víctimas, ha mostrado el rostro de su hija.
"A mi niña la atropelló un legionario que iba borracho, cuadruplicando la tasa de alcoholemia, 0,98%", cuenta el padre de la menor. Las tragedias se suceden. Al hermano de Ismael le arrebató la vida otro conductor ebrio que se dio a la fuga. "Cogió el coche sabiendo que había consumido alcohol y drogas, y que llevaba toda la noche por ahí", relata sobre su caso. Ana volvía de trajabar cuándo cuándo fue embestida por un coche cuyo conductor triplicaba la tasa de alcohol. "Invadió su carril y chocaron de frente", lamenta una de sus familiares.
Los familiares de las víctimas solicitan una reforma del Código Penal, para que estas muertes sean consideradas homicidios dolosos. Hasta ahora llevan recogidas 700.000 firmas. "Ahora mismo solo se está aplicando en los casos de kamikazes o en los casos en los que se sepa que son carreras de coches ilegales", explican. Reclaman castigos más duros, porque no son imprudencias, son actos completamente voluntarios, hablan de violencia vial. "Yo creo que eso es un asesinato", apunta un hombre. Actualmente estos delitos se castigan con penas de 1 a 4 años y, en muchos casos, los culpables ni siquiera entran a la cárcel.