Los aspirantes a bomberos en Madrid están recibiendo una formación especial para hacer frente a situaciones traumáticas. Siempre están preparados físicamente para todo tipo de peligros y desastres, pero deben reforzar el aspecto psicológico. Por ello, estos cursos les ayudan a afrontar emocionalmente los peores y más macabros escenarios. No obstante, no están libres de sufrir accidentes como el de su compañero Alberto, que murió atropellado cuando iba en bicicleta a rescatar a un gato.
Las pulsaciones se disparan y la respiración se entrecorta. Es el momento en el que los bomberos están a punto de enfrentarse a una traumática situación. "Inseguridad, miedo y nervios" es lo que sufren al entrar, según relata Israel Díaz, bombero del Ayuntamiento de Madrid.
Entre toneladas de basura encuentran un cadáver real, en avanzado estado de descomposición. Tras otra puerta, otra persona se ha suicidado. Y los bomberos tienen que manipular su cuerpo. "Tienen que empezar a tocarle y a buscar la documentación, cogerle y trasladar ese cuerpo", explica Julio Garcés, jefe del grupo de bomberos del Consistorio de la capital.
Se trata de uno de los ejercicios del curso de formación emocional para los aspirantes a bomberos. Les enseñan a enfrentarse a lo que será una realidad casi diaria en su trabajo, situaciones extremas donde tienen que actuar y la muerte está tan presente. "Somos personas de carne y hueso como todo el mundo", apunta Garcés.
Israel Díaz revisa minuciosamente todo el material de la autobomba que conduce. En su formación ha aprendido también a protegerse emocionalmente. "Es bueno y necesario sobre todo para la salud mental", asegura.
Y es que lo que hoy es una práctica, mañana, desafortunadamente, será una intervención real.