Pasear por las calles del Burgos del año 1921, acceder a la entrada de una mina leonesa desaparecida en los años sesenta, identificar cada detalle de un hospital de peregrinos del siglo XIII en La Rioja del que hoy únicamente sobreviven unas pocas ruinas o colarse en la construcción de la catedral de Santa María de Vitoria y observar, en primera fila, cómo los operarios levantan sus muros desde primitivos andamios. Todos estos ejemplos son ahora una realidad… virtual, claro.
Esta iniciativa lanzada por la Universidad es un reto por el que están luchando desde hace más de una década. Estos guardianes del patrimonio permiten a los visitantes de la ciudad pasear por Burgos, pero como hace más de un siglo, admirando la arquitectura de cada una de las fachadas, porque cuidan hasta el más mínimo detalle, gracias a unas gafas de realidad virtual.
A la hora de sus nuevos proyectos, el equipo consulta todo tipo de informes arqueológicos o fuentes históricas para asimilar lo máximo posible la ficción a la realidad de la época, consiguiendo un impresionante nivel de detalle.
Para disfrutar de esta experiencia, no hace falta contar con unas gafas de realidad virtual, la universidad de burgos ha distribuido códigos QR por la ciudad con los que al escanearlos con el teléfono móvil te llevan al mismo vídeo en YouTube.