Archie Battersbee ha muerto. El fino hilo que le unía a la vida se ha roto definitivamente tras ser desconectado del soporte vital que mantenía sus constantes vitales mínimamente activas tras sufrir una "lesión cerebral isquémica hipóxica catastrófica". La lucha agónica de sus padres ante la Justicia para que esto no ocurriese ha fracasado una y otra vez estrellándose contra el criterio de los médicos que aseguraban que su hijo ya estaba muerto desde el 31 de mayo pasado.
El caso de joven Archie ha sido la batalla entre unos padres que se no resignaban a verle morir y unos médicos, avalados por jueces, que entendían que eso no era vivir. Por eso, Archie ha muerto tantas veces como oportunidades ha tenido para mantenerse con vida.
La pesadilla para los padres de Archie, Hollie Dance, de 46 y Paul Battersbee, de 56, comenzó el pasado 7 de abril. Aquel fatídico día, Hollie, regresó a casa en la localidad costera de Southend-on-Sea, en Essex. Tras llamar a su hijo y no contestarle se lo encontró colgando de una barandilla con una cuerda atada al cuello. Trasladado al Royal London Hospital en Whitechapel, al este de la capital británica, los médicos lo conectaron a una máquina de soporte vital tras diagnosticarle "muerte cerebral" advirtiendo a su madre que no pasaría de esa noche. Esta fue la primera de sus 'muertes'.
A lo largo de estos tres meses se ha hablado mucho de lo que pudo llevar a un adolescente de 12 años a poner en semejante riesgo su vida hasta el punto de estar clínicamente muerto. Los padres han admitido que Archie podría haber sido víctima de un reto viral a través de TikTok al que algunos han puesto el nombre de 'Desafío del Apagón' o 'Blackout Challenge'.
La lucha judicial de Hollie y Paul, divorciados pero juntos en su intento de mantener con vida a su hijo, comienza cuando se niegan a que le hagan nuevas pruebas para corroborar que está muerto.
La segunda 'muerte' de Archie ocurrió el 31 de mayo cuando los médicos que le atienden en el Royal London Hospital le hicieron una resonancia magnética e informaron de que su estado era incompatible con la vida.
La tercera de sus 'muertes' llega cuando el 13 de junio la jueza británica Emma Arbuthnot acepta el informe médico de la resonancia magnética y dictamina que Archie está "muerto" y que los doctores pueden desconectarlo de las máquinas que le mantienen con vida "de manera legítima". Para Arbuthnot, "el cese irreversible de la función de las células madre neuronales se ha establecido de manera concluyente".
La cuarta 'muerte' de Archie es una pequeña victoria para sus padres que creen que su hijo merece una oportunidad y, sobre todo, tiempo para salir de su estado de coma. El 29 de junio, tres jueces del Tribunal de Apelaciones trasladan el debate a otros magistrados del Tribunal Superior al entender que las pruebas médicas que surgieron no habían demostrado "más allá de toda duda razonable" que Archie había muerto efectivamente el 31 de mayo.
La sentencia del juez Anthony Hayden de la División de Familia del Tribunal Superior de Justicia el 15 de julio, ahonda más en el sufrimiento de los padres y hermanos de Archie y suponen su quinta 'muerte' al dictaminar que lo mejor para el niño es que se retire el soporte vital.
Pero la incansable lucha de Hollie y Paul no se detiene aquí y una nueva apelación intenta evitar la desconexión definitiva de Archie de las máquinas que le mantienen conectado a un fino hilo de vida. Su madre asegura haber sentido varios apretones de manos de su hijo y lo interpreta como sus señales de que quiere seguir luchando por su vida. Paul, su padre, sufre amagos de infarto por la tensión y el estrés de una lucha que está llegando a su final de la peor forma posible.
El lunes 25 de julio, otro varapalo judicial para la familia de Archie, lo acercó a su sexta ''muerte'. Tres jueces del Tribunal de Apelaciones confirmaron el fallo del juez Hayden, que había decidido que los médicos podían dejar de tratar legalmente a su hijo, en lo que es el final del recorrido judicial en el Reino Unido de Hollie y Paul para lograr mantener con vida a su hijo de 12 años.
La negativa del Tribunal de Apelaciones de Londres abrió la puerta a un nuevo recurso ante la Corte Suprema del Reino Unido, máxima instancia judicial en Inglaterra y Gales. Su decisión supuso un nuevo varapalo para los padres de Archi ya que rechazaba sus argumentos para mantener a Archie conectado a su máquina de soporte vital; era la séptima muerte en los tribunales del joven de 12 años en coma irreversible.
A pesar de estas derrotas, la familia de Archie recurrió ante la ONU apelando a la violación de varios artículos de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, así como de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. A las pocas horas, el organismo internacional emitió una orden judicial que impedía la desconexión.
La octava muerte de Archie Battersbee es consecuencia de la decisión del Tribunal de Apelaciones de Londres de rechazar la jurisdicción de la ONU en Inglaterra y Gales, dando un plazo de 24 horas para que los médicos procedieran a la desconexión.
Una hora antes de que se cumpliese el plazo, los padres de Archie presentaron un recurso de última hora ante la Corte Suprema que también fue rechazado este martes con los que los médicos del Royal London Hospital tenían vía libre para retirarle el soporte vital en lo que ha sido la novena muerte del joven.
Con todo preparado, este martes 2 de agosto, la gerencia del hospital ha dado un plazo de varias horas, hasta el miércoles a las 9 de la mañana, hora de Londres para que los padres de Archie pidiesen invocar la Carta Europea de Derechos Humanos.
A pesar de la presión, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no ha aceptado el recurso de última hora de los padres de Archie abocando a la familia a un final que jamás contemplaron.
Pero no ha sido posible. La decisión de los ocho magistrados que han intervenido a lo largo de este inusual proceso han coincido en sus argumentos de que lo mejor para Archie Battersbee era ser desconectado ya que mantenerlo era alargar su muerte. Hoy, el joven Archie Battersbee, de 12 años ha muerto definitivamente dejando un inmenso dolor a sus padres y profundas heridas en el sistema judicial británico.