Las alertas por temperaturas extremas se multiplican. La ola de calor no da tregua y el imparable alza de los termómetros, una vez más, pone a todos en aviso ante las consecuencias y el impacto que puede tener en la salud a la hora de exponerse demasiado a la actividad en el exterior. Cuando todavía permanece el debate y el dolor tras la trágica muerte de un barrendero en Madrid que trabajaba por la tarde a pleno sol, los golpes de calor vuelven a ser noticia por sucesos trágicos. El último, el ocurría en Paracuellos del Jarama, en Madrid, donde ayer fallecía un repartidor de propaganda a los 56 años. Además, en las últimas horas dos personas, por la misma causa, han tenido que ser asistidas por la gravedad de su estado.
Concretamente, se trata de un hombre y una mujer que se desplomaron en distintas calles de la capital con una temperatura corporal superior a los 40 grados. Ella, concretamente, tenía una temperatura de 41, y se desplomó mientras paseaba, necesitando que la asistiesen aplicándole placas de frío.
Poco antes, un hombre que circulaba en monopatín caía al suelo, junto a las puertas de un centro comercial en Sanchinarro, víctima también de un golpe de calor. Cuando el SAMUR llegó al lugar, presentaba además de “una subida de temperatura importante”, “alteración de consciencia y taquicardia”. Por esta razón, hubieron de trasladarle de urgencia, y dentro de la unidad en la que era desplazado, “por medio de medidas físicas” consiguieron “rebajar la temperatura elevada” que presentaba.
Ambos están ingresados graves, mientras Madrid permanece entre las seis comunidades autónomas que amanecen en alerta naranja por altas temperaturas.
La ola de calor no desaparece y, de hecho, se irá extendiendo por la Península durante el fin de semana.