No caben suficientes elogios para definir el arrojo, la entrega, la lucha, la valentía o la fuerza incansable de Rafael Nadal. El tenista de Manacor, una vez tras otra y siempre con la más absoluta deportividad, no deja de dar muestras y manifestaciones de que se trata de uno de los deportistas más laureados y más queridos de la historia en España. Lo hizo, la hace y lo sigue haciendo ahora pese a las adversidades impuestas por su “lesión crónica e incurable”, –ese síndrome de Müller-Weiss que no fue mayor que sus ganas y su determinación de hacerse con el trofeo número 14 en Roland Garros, donde es el rey incontestable–, y a pesar del castigo físico que conlleva apuntar siempre a dar el máximo nivel en la élite.
La nueva manifestación de todo ello la hemos visto ahora en Wimbledon, donde ese afán de dar siempre todo hasta el límite de sus fuerzas, poniendo a prueba incluso el umbral del dolor, le han llevado a pasar a la semifinal del prestigioso Grand Slam británico. El manacorí se impuso, pese al sufrimiento por una lesión abdominal que ya le ha perseguido otras veces a lo largo de su exitosa carrera. Tal era el caso que hasta su propio padre, Sebastián Nadal, en una escena insólita pedía al mejor tenista español de la historia que abandonase; que dejase de exponerse a ese dolor sobre la pista.
Nadal, siempre modélico en sus declaraciones, reconoció después del partido el enfado de su padre en ese instante, pero al mismo tiempo matizó que no siempre hay que hacerles caso, porque su fe es inquebrantable, y su espíritu de no ceder nunca a la rendición le llevó, finalmente, a imponerse a Taylor Fritz por 3-6, 7-5, 3-6, 7-5 y 7-6(4), en 4 horas y 20 minutos.
Ahora, el manacorí de 36 años se enfrentará al díscolo australiano Nick Kyrgios en un encuentro que tendrá lugar este viernes a las 14:30 horas.
Nadal hace difícil no dirigirse a él con palabras de alabanza, aunque algunos estén empeñados en desacreditar lo que el tenista manifiesta a través de sus actos, como el italiano Fabio Fognini, compañero de profesión y con un historial de desencuentros con el de Manacor, quien pide no creer todo lo que escribe la prensa y llega incluso a acusarle de fingir su lesión, a estas alturas…
Difícil tarea, la del tenista italiano; la de intentar desprestigiar a un Rafa Nadal que recientemente ha dejado también unas imágenes virales muy comentadas, en las que se aprecia cómo, sin que su médico Ángel Ruiz-Cotorro se percatase, se acercó a él para atarle los cordones al ver que los llevaba desatados. Un gesto simple, pero aplaudido por aquellos que ven en él la sencillez de quien no se deja nublar por todo lo que ha ganado en el mundo del deporte.
Las imágenes, que se produjeron en el último entrenamiento antes de ganar en octavos de final, fueron difundidas por la propia Clínica del Tenis que dirige el doctor, y ya acumulan centenares de interacciones de ‘Me gusta’.