Este viernes, 1 de julio, comenzó la primera operación salida de las vacaciones de verano. Hemos podido ver la playa alicantina de Benidorm atestada de turistas y en la cántabra de Castro-Urdiales ha sido casi imposible encontrar un hueco libre en la arena. "Teníamos muchas ganas de desestresarnos un poco", asegura una mujer en la orilla.
En el primer fin de semana de julio, han llegado oleadas a los principales destinos del país. Al fin, un verano libre de restricciones tras la pandemia.
Después de estos duros años por el covid, nada detiene sus ganas de viajar, ni siquiera una inflación histórica que golpea con dureza a muchas familias. "Cualquier aperitivo, supermercados, ha subido todo", dice una señora, mientras que una joven reconoce que compran las cervezas en el supermercado y las bajan a la playa porque es mucho más económico que en un bar del paseo marítimo.
Un alza de precios que mengua la capacidad de pago de cualquiera. "Claro que tenemos que subir precios porque es escandaloso", denuncia un hostelero.
Sin embargo, esta situación no impide coger la maleta y desconectar aunque sea solo unos días. "Mientras tenga, gastaremos. Cuando no se pueda ya más, uno echará la cremallera y hasta aquí hemos llegado", señala una turista. Otro, sonriente, subraya que "nos apretaremos el cinturón más tarde".
Nos vamos. ¡Y en septiembre, ya veremos!.