No es solo la soledad la que invade el fin de la vida de muchos de nuestros mayores. En España, hay más de dos millones de personas de 65 o más que viven solas, según datos del INE. Cierto. A eso se suma el edadismo, un hecho real en el mercado laboral español en el que un parado de más de 45 años tarda de media más de dos años en encontrar un puesto.
Pero lo más preocupante es el maltrato silencioso del que la sociedad, que al final ha abierto las puertas a condenar el maltrato machista, aún no reconoce. En 2020, último ejercicio cerrado, se registraron casi 5.000 delitos de maltrato en el ámbito familiar con víctimas mayores de 65 años. Son las cifras de los casos denunciados, que no recogen esos otros maltratos silenciosos, más difíciles de detectar y que tienen nombre: desatención y soledad.
Con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, decretado por la ONU el 15 de junio, Efe ha hablado con agentes de Participación Ciudadana de la Policía Nacional que imparten charlas a los mayores en residencias, centros de día y otras instalaciones públicas o privadas.
Solo en el primer semestre y en la Comunidad de Madrid, la Policía ha ofrecido charlas en 338 centros, con la asistencia de 2.625 mayores. Además, ha mantenido 420 reuniones con profesionales que atienden a este colectivo.
Daniel Condés es uno de esos agentes de Participación Ciudadana y reconoce que el maltrato a los mayores no es un delito predominante, pero existe. Y cuando se detecta, la Policía actúa para que el caso llegue hasta donde tiene que llegar: la Justicia.
Golpes, heridas, quemaduras, administración incorrecta de la medicación, malnutrición, higiene inadecuada... Son algunos de los indicios que encienden la alarma de los agentes.
"Cuando los detectamos intentamos ver qué tipo de maltrato es, el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra la víctima, si tenemos que recurrir a otros servicios de forma urgente o inmediata y si es necesario activar la maquinaria con los servicios sociales y judiciales para asegurar la protección máxima al mayor", explica Condés .
Pero existe otro maltrato, el psicológico, que los agentes pueden llegar a detectar gracias a la proximidad con los mayores: el aislamiento físico, el social, las agresiones verbales, los insultos, las vejaciones, el mal uso del dinero que pueden hacer los familiares o allegados del dinero del que disponen los mayores... Y la desatención.
Un ejemplo de esto último sería, como relata el agente, que un mayor dependiente vaya vestido con una indumentaria no adecuada a la climatología. "Eso es desatención y negligencia". "Es un delito de maltrato literal", enfatiza Condés, como lo es cuando su entorno familiar deja al mayor aislado.
"En las charlas -a las que asisten grupos pequeños de entre 15 y 20 mayores- intentamos darles herramientas para que se identifiquen como víctimas", continúa el policía, que lamenta, sin embargo, que a veces los mayores asuman que deben ser víctimas porque son una "carga".
Una opinión que comparten otros expertos consultados por Efe. A los mayores les cuesta reconocer que podrían sufrirlo -en la mayoría de los casos por parte de las personas encargadas de sus cuidados como su familia- y otros lo asumen pensando que no hay alternativa y que "es la situación que les ha tocado vivir", añaden.
Se estima que uno de cada seis mayores podría estar sufriendo maltrato, aunque apenas un 10 % llega a denunciarlo. Sigue siendo una realidad oculta dentro de los domicilios y de los centros residenciales y que apenas llega a los tribunales.
"Los mayores no llaman pidiendo ayuda porque están sufriendo maltrato", explica a Efe Josefina Santos, del Teléfono de la Esperanza. "Llaman porque se sienten solos -aunque algunos vivan con familiares- o aislados en su comunidad".
Pero, aunque el maltrato no sea la causa de la llamada, algunos mayores declaran "el sufrimiento por esa soledad y se sienten desatendidos afectivamente". "A lo mejor en ciertos casos (el maltrato) puede estar en el fondo de esa soledad", señala esta voluntaria responsable del programa de mayores de del teléfono de ayuda (717 00 37 17) que la ONG puso en marcha en 1971.
Desde el Teléfono Dorado de Mensajeros por la Paz -900 22 22 23- también destacan que la mayoría de las llamadas son por soledad. "Sienten la necesidad de hablar", cuenta a Efe Ana María Brea, directora de esta línea gratuita de ayuda que cumple 27 años.
"Con la pandemia, las principales preocupaciones de los mayores son la soledad o el miedo a salir y a contagiarse de covid. Ha cambiado respecto a hace unos años, cuando recibíamos muchas quejas vinculadas por ejemplo al cuidado de los nietos", plantea.
"Nos contaban que estaban cansados y que los hijos no entendían que ellos no estaban solo para cuidar a los nietos; no se atrevían a decírselo", a pesar de que se sentían en cierto modo maltratados, apunta.
Según los datos estadísticos del Ministerio del Interior (los últimos cerrados corresponden a 2020), los delitos conocidos de maltrato en el ámbito familiar con víctimas mayores de 65 años ascendieron a 4.959, cuando la pandemia restringió la movilidad.
Esas cifras suponen un incremento del 13,5 por ciento, tal y como se desprende de esa estadística, que refleja también que el 10 del total de las infracciones penales con víctimas en España fueron contra mayores de 65 años, es decir, 99.583 del algo más de millón de delitos.
De las 99.583, más de 77.000 correspondieron a delitos contra el patrimonio (robos, hurtos..) y alrededor de 21.500 a estafas, entre ellas las bancarias, falsos técnicos de reparación, falsos comerciales, etc... que en realidad suponen un tipo de abuso a los mayores.