La hipertensión preocupa a miles de españoles, y no es para menos: se calcula que afecta a más de un 40 por ciento de la población, especialmente entre hombres (casi un 50 por ciento) y menos en las mujeres (37 por ciento). Los riesgos asociados a la tensión alta son muchos y muy variados, y se relacionan sobre todo con enfermedades cardíacas. ¿Cuáles son las medidas de tensión arterial adecuadas? Conoce los valores de la tensión arterial para mantenerla bajo control.
La Fundación Española del Corazón (FEC) explica que la hipertensión consiste en la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Por supuesto, está completamente relacionada con los niveles de presión arterial, concepto que se refiere a la presión que ejerce el corazón sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Así, la presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.
La presión arterial puede presentar distintos niveles, sobrepasando, ya sea por lo alto o por lo bajo, los que se consideran valores normales de presión arterial. Existe también la hipotensión, que sería justo lo contrario: una presión arterial anormalmente baja. En el caso de la hipertensión, ésta supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular: lo que se conoce como hipertrofia ventricular izquierda. Como ese aumento de la masa muscular no se corresponde con un aumento del riego sanguíneo, puede llegar a producirse una insuficiencia coronaria y angina de pecho. También pueden aparecer las arritmias.
La hipertensión es especialmente peligrosa para aquellos pacientes que ya presenten problemas cardiovasculares, y puede ayudar a la aparición de arterioesclerosis (acumulación de colesterol en las arterias) y trombosis (que puede desencadenar, a su vez, en un infarto de miocardio o un infarto cerebral). El peor escenario posible es que se reblandezcan las paredes de la arteria aorta y que ésta se dilate (aneurisma) o que incluso se rompa, provocando la muerte.
Por último, la presión arterial excesiva también afecta al cerebro, ya que puede provocar que el riego sanguíneo sea insuficiente, con el consecuente ictus o accidente vascular cerebral isquémico. Otra posibilidad es la rotura de alguna arteria y la consecuente hemorragia cerebral (ictus o accidente vascular cerebral hemorrágico). La hipertensión también afecta al resto de órganos, por ejemplo, a los riñones.
Para saber si tenemos hipertensión, basta con conocer las medidas de tensión arterial y realizar una medición con un tensiómetro que nos indique cuáles son los valores que registra nuestro organismo (en algunos casos pueden ser necesarias más pruebas). Hay que tener en cuenta que ésta no produce síntomas y puede pasar inadvertida. También que se vuelve más frecuente a partir de los 40 años.
Para mantener un control constante y más objetivo, lo mejor es tomarse la tensión a la misma hora cada día, en un espacio tranquilo donde estés relajado, y a una temperatura agradable. También se recomienda no comer, beber, realizar ejercicio o fumar durante la media hora anterior. Además, es aconsejable medir dos veces tu tensión cada vez, dejando pasar unos minutos.
Estos son los niveles normales de presión arterial:
En cuanto a la presión arterial compensada o descompensada, desde la Fundación aseguran que no es correcto usar estos conceptos, sino simplemente los de presión arterial alta, normal o baja. Así, estos tres escenarios resultan negativos:
En cuanto a los hábitos para controlar tu tensión, si quieres evitar la hipertensión lo mejor que puedes hacer es no fumar, controlar el consumo de alcohol, llevar una alimentación saludable, evitar el sobrepeso y hacer ejercicio. Tu médico puede recomendarte una dieta adecuada para ello y, si es necesario, medicación.