Diagnosticar y tratar la hipertensión arterial podría reducir en un 48% los casos de ictus, ya que esta enfermedad crónica es el factor de riesgo más importante para que se produzcan los derrames cerebrales, según han revelado especialistas de Vithas Nisa.
En la actualidad el control de la tensión arterial continúa siendo bajo, ya que el 40% de los hipertensos desconoce que lo es y el 20% de los diagnosticados no está tratado, según explica la directora médico del Servicio de Neuorrehabilitación de estos centros de salud, la doctora Belén Moliner. Además, la mitad de los pacientes que sí están tratados no alcanza los objetivos terapéuticos de control. Y es que la hipertensión requiere un tratamiento permanente que, de no controlarse, puede tener "consecuencias fatales" a lo largo de la vida.
La hipertensión arterial es el factor de riesgo más importante tanto para isquemia como para la hemorragia cerebral,y se encuentra en casi el 70% de los pacientes con ictus. Con un control adecuado se podría limitar ese riesgo prevalente en el 47% en varones y en el 39% en mujeres, según un estudio que Vithas Nisa ha realizado con casi 29.000 participantes.
Identificar los factores de riesgo permite establecer medidas de control en las personas que todavía no han padecido la enfermedad, y reducir la mortalidad o secuelas invalidantes en las que ya la sufren. Una disminución de la presión arterial (PA) sistólica y diastólica de seis milímetros de mercurio (mm Hg) puede disminuir hasta un 48% el riesgo de ictus, es decir, a mayor reducción de la presión se produce una mayor disminución de sufrir un derrame cerebral.
Si el control exhaustivo de los factores de riesgo exógenos se extendiera a diabetes, tabaquismo, alcoholismo, colesterol, sedentarismo o sobrepeso, los riesgos de padecer un ictus se reducirían un 70%, según destaca la doctora Moliner.