La vacunación continúa avanzando en España a pesar del lío generado por la polémica de las segundas dosis de AstraZeneca y el temor a los posibles efectos secundarios de los diferentes viales contra el coronavirus.
Los casos de trombos asociados a las vacunas se han convertido en uno de los principales temores de las personas llamadas a vacunarse. Las autoridades sanitarias y las agencias reguladoras de medicamentos han dado el visto bueno a los viales pero las modificaciones en los planes de vacunación y las precauciones tomadas con algunas vacunas despiertan ahora ciertas inseguridades en la ciudadanía.
En Europa, la EMA (Agencia Europea del Medicamento) ha autorizado hasta el momento el uso y la distribución de cuatro vacunas contra el coronavirus: la de Pfizer-BioNTech, la de Moderna, la de AstraZeneca y la de Janssen. De estas cuatro, todas han tenido algún caso de trombosis asociado pero sólo la de AstraZeneca y la de Janssen se han visto sometidas a parones y revisiones por parte de las autoridades sanitarias.
Las cuatro vacunas utilizadas en Europa han sido autorizadas de emergencia por la EMA y se encuentran en fase de farmacovigilancia. Esto quiere decir que, aunque su distribución ha sido aprobada tras comprobarse su seguridad y eficacia, la vacunación esta sometida a una fuerte vigilancia y puede sufrir cambios en función de los posibles efectos secundarios o reacciones adversas detectadas en los diferentes grupos de pacientes vacunados.
Las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan una tecnología novedosa en vacunología valiéndose del ARN mensajero para, de alguna forma, proporcionarle al organismos 'las instrucciones' necesarias para la generación de anticuerpos contra la covid. Por su parte, los viales de Janssen y AstraZeneca utilizan un método más tradicional insertando un tipo de virus debilitado para que el sistema 'aprenda' a combatirlo.
Los niveles de inmunidad generados por estos cuatro viales oscilan entre el 60% y el 90%, dependiendo del tipo de vacuna y el grupo de edad en el que se administre. Los virólogos señalan que todas ellas son suficientes para generar inmunidad de grupo y que, por tanto, sus beneficios a nivel general son mucho mayores que sus posibles inconvenientes a nivel particular.
Según datos de la propia EMA, todas las vacunas distribuidas en Europa contra el coronavirus han tenido casos asociados de trombosis. Sin embargo, el número de casos detectados en personas vacunadas con el suero de Pfizer o el de Moderna (los de ARNm) representan un porcentaje mucho menor respecto al número de trombos detectados en pacientes vacunados con AstraZeneca o Janssen.
Un equipo de investigadores de la Universidad Goethe, en la ciudad alemana de Frankfurt, dio a conocer el pasado 26 de mayo, los resultados preliminares de un estudio que relaciona la aparición de trombos con el vector de adenovirus (el virus debilitado que utilizan AZ y Janssen). De esta manera, estas dos vacunas representarían un mayor riesgo de padecer trombosis aunque la proporción continúa resultando muy baja respecto al total de vacunados.
Hasta el momento, los sueros de Pfizer y el de AstraZeneca son los más utilizados en España. Desde que comenzó la campaña de vacunación se han administrado un total de 19 millones de dosis de Pfizer y unos 6 millones de AstraZeneca. En las últimas semanas, muchos de los llamados 'profesionales esenciales' que recibieron la primera dosis del suero anglo-sueco, están teniendo ahora que elegir entre repetir con AstraZeneca o optar por un segundo pinchazo con Pfizer.
En España, el número de dosis administradas de la vacuna de Janssen apenas supera el medio millón. Por ese motivo, aunque la vacunación con este suero tuvo que ser detenida en Estados Unidos, el número de trombos asociados es prácticamente anecdótico.