Una de las primeras consecuencias que tuvo la llegada y expansión del coronavirus en España fue el desabastecimiento de mascarillas y otras herramientas de protección contra patógenos. Muchas farmacias y hospitales llegaron incluso a quedarse sin existencias, fruto de la prioridad fundamental de buscar aislamiento contra el virus a toda costa.
Ante esta falta de protección se recurrió al ingenio para confeccionar mascarillas caseras que sirvieran de modo efectivo para evitar contraer el virus por vía respiratoria, la manera habitual de transmisión del patógeno. No obstante, hay varios matices a tener en cuenta a la hora de usar una mascarilla de tela o papel de manera habitual.
¿Qué tipos de mascarillas existen y cuáles son más indicadas en cada situación? Por un lado tenemos las mascarillas quirúrgicas, que son de un solo uso y son usadas frecuentemente por el personal sanitario. Estas actúan como filtro del aire pudiendo evitar que un contagiado transmita el virus. Por el otro están las tipo FFP2 o FFP3 consideradas de alta protección (eficacia de filtración del 92%) que son recomendadas desde el Ministerio de Sanidad y la OMS. Estas últimas no solo prevendrían de que un afectado por el virus contagiase a los demás, si no que también serviría como barrera eficaz para aquel que tuviese que tratar con contagiados.
Pero, ¿cuál es el nivel de protección que puede ofrecernos una mascarilla de papel o tela en comparación con las usadas por los sanitarios? Felix Alonso, delegado de Salud de CCOO, señala en declaraciones a Informativos Telecinco la posible utilidad de este tipo de protecciones: “serían útiles para proteger a la gente que es sospechosa o está con síntomas para evitar que las ‘gotillas’ que salen a la hora de respirar lleguen a otras personas”. “Antes de usarlas, deben esterilizarlas, porque no se sabe de donde viene ese material”, puntualiza.
Más allá de esto, Alonso reconoce que pueden ser útiles para “salir a la calle y darte cierta tranquilidad” pero hace hincapié en la necesidad de mantener el resto de medidas de precaución: “de cara a proteger a la gente lo fundamental es no descuidar la distancia de seguridad y lavarse las manos”.
El delegado de salud explica como “en los protocolos que se usan en el hospital, lo primero que se hace con el paciente es ponerle una mascarilla de celulosa, pero el personal que atiende a esa persona necesita una de alta protección”. Es por ello que estas protecciones caseras pueden tener su relevancia: “si usamos de tela ayudamos a no desabastecer al personal sanitario”. Además, señala que “ahora se están empezando a reponer, pero por eso ha habido casos en personal sanitario: no se estaba tratando a los contagiados con las medidas de seguridad suficientes”.
Otra de las especialistas que se han sumado a esta corriente es Beatriz Novoa García, doctora en biología e investigadora del CSIC, que explicaba como confeccionar mascarillas con estos materiales en un vídeo subido a YouTube hace unos días. Novoa explicaba, eso sí, que en ningún caso sustituirían a las de alta protección, ya que el virus tiene solo “120 nanómetros de diámetro, por lo que se va a colar a través de esto”.
La investigadora aclara en el vídeo que la principal utilidad de estas barreras es la de convertirlas en "una manera de ponérselo un poco más difícil al coronavirus” ya vuelve hacer hincapié en el mensaje de “dejar las verdaderas mascarillas que sí protegen al personal sanitario y no desabastecerlos”. Esta protección sería, junto al mantenimiento de la distancia interpersonal recomendada y el confinamiento en los hogares, una manera más de evitar el contagio del patógeno.