La coordinación será clave en la desescalada del transporte público. El gobierno tendrá que acordar las medidas con las comunidades autónomas para evitar aglomeraciones en trenes y autobuses, especialmente en hora punta.
En los autobuses urbanos e interurbanos se plantea reducir los asientos y que sólo puedan viajar de pie dos personas por metro cuadrado. Entre las medidas se contempla también la reducción del aforo de los autobuses a un tercio de su capacidad. Se deberá entrar por la puerta trasera y no se permitirá pagar con dinero en efectivo, solo con la tarjeta de transporte o tarjeta de crédito. Además de la distancia de seguridad, los asientos delanteros que están pegados al conductor no podrán ser utilizados. Por otra parte se pretenden crear más carriles bus VAO en los accesos a las ciudades o utilizar el cien por cien de la flota para evitar esperas y aglomeraciones.
También metros y cercanías reducen su capacidad al 30% y no llegará al 100% al menos hasta finales de junio. “Es posible que llegue a haber hasta seis personas en cada metro cuadrado”, comenta Maria Jose Rallo, Secretaria General de Transportes. En el caso del Metro de Madrid, se ha adelantado una hora el cierre de la red y se han clausurado 42 vestíbulos y 177 accesos para minimizar riesgos entre sus empleados. Esta medida permite, también, optimizar recursos y adaptarlos a la nueva situación. Además, se ha fomentado el teletrabajo, se ha reducido el número de empleados por estación y Metro ya reparte 1.500 mascarillas diarias a su personal de Operación para garantizar su salud y seguridad y la de los usuarios.
En todos los casos, se pide a los viajeros que usen mascarillas y guantes y respeten la distancia en todo momento. No podrán viajar aquellas personas que tengan síntomas de COVID-19 o hayan estado en contacto con personas enfermas. Del mismo modo, se aconseja no utilizar el transporte público a personas mayores, mujeres embarazadas y personas con patologías previas.
En las estaciones de Atocha en Madrid y Sants en Barcelona desde hoy se ha implantado un nuevo sistema para evitar el cruce entre viajeros. Una medida que ya ha sido acogida muy positivamente por los usuarios. Asimismo en cada uno de los grandes intercambiadores de la ciudad de Madrid, desde el comienzo de la crisis se lleva a cabo la desinfección de las instalaciones, en algunos casos apoyados por la UME.
La desescalada plantea un gran reto al Ministerio de Transporte para lograr que el aumento de movilidad en sus sucesivas fases no tenga como consecuencia el aumento de contagios. Fundamental aquí la responsabilidad de cada uno.