El profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra, Elkin Luis, avanza que la desescalada traerá desde la perspectiva de la psicología social nueve cambios para la ciudadanía a su juicio todos ellos positivos.
Elkin Luis recuerda que la población de China ha pasado por fases de incredulidad, preparación, ajuste, aclimatación, resistencia, alivio, y finalmente temor ante la incertidumbre por las secuelas económicas que ya se van haciendo evidentes, de forma que "el cambio es lo único constante".
Esto obliga a la sociedad "a poner en marcha su capacidad de adaptación como plan de choque" aunque se manifieste de forma diferente en cada persona, en unas con trastornos, en otras con resistencia y en otras más con síntomas o consecuencias que quedan fuera de los criterios diagnósticos.
"El impacto de estas situaciones puede ser sutil, insidioso o totalmente destructivo", añade, y precisa que "la capacidad humana de simular escenarios hipotéticos nos ayuda a afrontar situaciones venideras".
Según explica, se trata de "una necesidad social" y por este motivo "las personas esperamos proyectar cuáles serán nuestras reacciones -pensamientos, conductas y emociones- ante lo que vamos a estar expuestos".
Y agrega que los cambios que vendrán como sociedad son "un especial gusto en practicar actividades placenteras al aire libre", aunque "nos replanteemos qué actividades se pueden o no hacer en grupo y cómo", y la "búsqueda de la intimidad" tras la convivencia constante con algunas personas y la necesidad de contacto con otras tras el aislamiento.
Los jóvenes buscarán además a corto plazo relacionarse "cara a cara o tener contacto físico", después de un periodo de relación a través de videollamadas o redes sociales, mientras que los adultos "habrán adquirido este recurso de las nuevas tecnologías y lo entenderán como otro más" junto a las relaciones personales.
La confianza, que hasta ahora se establecía por la similitud de afinidades, añadirá a estas el autocuidado del otro como un elemento más para las relaciones, y también se tendrá "más consciencia del mundo que nos rodea", por ejemplo del papel del agricultor o de la señora de la limpieza.
La pedagogía del uso de las tecnologías para discernir entre la información fiable y las fake news "será un punto clave que la sociedad demandará", que también adoptará una flexibilidad en los hábitos porque con la crisis ha comprobado que se han podido cambiar conforme evolucionaba el virus.
Elkin Luis apunta por último que aumentará el valor de la ciencia, de la telepsicología y la telemedicina, por lo que crecerá la demanda de carreras sanitarias, y de una sociedad centrada en el "cuidado del niño” se pasará a "repensar cómo nos cuidamos y cómo cuidamos de nuestros abuelos".