La diabetes o diabetes mellitus es, en realidad, un conjunto de enfermedades con un factor en común: son dolencias metabólicas caracterizadas por niveles de azúcar (glucosa) en sangre elevados. La glucemia (es decir, la glucosa que circula por la sangre) aumenta como resultado de defectos en la secreción de insulina o bien en su acción, o en ambas. Precisamente esta hormona, que fabrica el páncreas, es la que permite que las células utilicen la glucosa de la sangre como fuente de energía. Por eso algunos diabéticos deben controlar sus niveles de glucosa en sangre mediante el uso de insulina. ¿Qué tipos de diabetes existen? ¿Qué puedes hacer para evitar esta enfermedad?
Tal y como recuerda la Fundación para la Diabetes Novo Nordisk, la diabetes puede tener su origen en un fallo de la producción de insulina, o bien en su acción. También pueden existir estos dos factores al mismo tiempo. El resultado es el mismo: la hiperglucemia o exceso de azúcar en sangre. Así, si la diabetes no se controla adecuadamente, es posible que este exceso de glucosa en sangre provoque alteraciones en la función de diversos órganos, especialmente los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos.
Un problema añadido en la diabetes es el diagnóstico tardío: según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50 por ciento de las personas que tienen diabetes en España están sin diagnosticar. La misma institución sitúa la prevalencia de esta enfermedad en alrededor de 143 millones de personas en todo el mundo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que existen distintos tipos de diabetes. En este sentido, la forma más frecuente es la diabetes tipo 2 (85-90 por ciento). Se trata de un tipo de diabetes que se da casi exclusivamente en adultos, aunque cada vez afecta a más niños y adolescentes.
Por otro lado, la diabetes tipo 1 es más frecuente en personas jóvenes: casi el 95 por ciento de los niños y adolescentes con diabetes en España se encuentran en este subgrupo.
En general, los tipos más frecuentes de diabetes son la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2:
La diabetes tipo 1 se asocia especialmente a niños y adolescente, siendo una de las enfermedades crónicas infantiles más frecuentes. Su origen se encuentra en un déficit de producción de insulina en el páncreas, lo que provoca un exceso de azúcar en sangre.
Hasta hoy se desconocen las causas exactas que dan origen a una diabetes tipo 1, aunque sí se habla de varios factores combinados entre sí que pueden desembocar en esta dolencia:
Factor genético. La predisposición a sufrir diabetes tipo 1 se hereda (aunque no se hereda la enfermedad en sí, de forma que puede desarrollarse o no). Solo el 13 por ciento de los niños y adolescentes con diabetes tienen un padre o hermano con esta enfermedad. Se sabe que la causa no es totalmente debida a la herencia, aunque si influye contar con antecedentes familiares.
Autoinmunidad. Cuando el sistema inmune no funciona correctamente, un posible efecto es una reacción contra las células protectoras de la insulina. Para comprobar que esta es la causa de la diabetes es necesario medir los anticuerpos de la sangre.
Daño ambiental. La presencia de un virus, de tóxicos... puede tener que ver en el desarrollo de la diabetes.
Este tipo de diabetes se produce de la siguiente forma: una persona hereda la predisposición a padecer diabetes, y esa tendencia puede permitir a un virus o a otro factor lesivo dañar a las células que protegen a la insulina. Estas células dañadas, al cambiar, dejan de ser reconocidas, de forma que el cuerpo reacciona produciendo anticuerpos contra parte ellas. Así, se activan los glóbulos blancos, que se dirigen al páncreas y lesionan más células de este tipo. Este proceso puede tardar años en desarrollarse.
La diabetes tipo 2 es la forma de diabetes más frecuente en adultos, especialmente en personas mayores de 40 años. Sin embargo, en los últimos años ha aumentado mucho su incidencia entre adolescentes e incluso niños, asociada a la obesidad y a la mala alimentación en general.
Este tipo de diabetes se produce cuando la producción de insulina es normal pero el cuerpo presenta una resistencia a esta hormona. Sin embargo, con el tiempo la producción de insulina puede reducirse. Así, en la diabetes tipo 2 se asocian dos alteraciones: una disminución de la acción de la insulina, de un lado, y una alteración de la función de las células protectoras de la insulina, que inicialmente eran capaces de responder con un aumento de la producción de insulina. Este es el motivo por el que los niveles de insulina son normales o elevados al principio (para compensar el déficit de su acción), pero con el tiempo la producción de insulina se va haciendo insuficiente.
En cuanto a las causas de la diabetes tipo 2, son las siguientes:
Factor genético o hereditario. El factor genético es más determinante en la diabetes tipo 2 que en el caso de la diabetes tipo 1. En casi todos los casos, un padre o un abuelo de paciente ha sufrido la misma enfermedad.
Estilo de vida. El 80 por ciento de las personas que desarrollan diabetes tipo 2 sufren obesidad y llevan una vida poco activa o sedentaria. En cuanto al restante 20 por ciento, muchas veces tienen un defecto hereditario que causa resistencia a la insulina.