La pandemia que estamos viviendo está modificando nuestras rutinas. Las diferentes restricciones de movilidad, el teletrabajo y el no poder hacer planes con tanta libertad nos está pasando factura: afecta a nuestro estado de ánimo, tenemos que modificar nuestra agenda y también es más fácil caer en el sedentarismo.
Por eso, ahora, es más importante que nunca hacerle un hueco al deporte entre nuestros hábitos diarios. De este modo, empezaremos a notar muchos beneficios, tanto a nivel físico como anímico. Pero, ¿sabes cómo afecta exactamente la actividad física a nuestro organismo?
Estos cambios son diferentes a corto, medio y largo plazo, porque se producen desde el primer momento en el que empezamos a practicar deporte, pero se estabilizan con el tiempo, cuando el ejercicio se convierte en algo regular y cotidiano en nuestro día a día.
Pero lo más difícil, si no estamos acostumbrados, es empezar a practicar deporte y conseguir no abandonarlo, siendo constantes y disciplinados. Se puede empezar poco a poco, dedicando media hora al día con ejercicios de baja intensidad y, conforme vayamos cogiendo fondo, ir aumentando la exigencia.
El resultado tampoco tiene por qué ser convertirnos en deportistas de élite, sino mantenernos en forma para mejorar nuestro organismo. Y para conseguirlo, la tecnología puede ser una gran ayuda en este proceso. Los últimos smartwatches de FitbitFitbit, Sense y Versa 3, pueden motivarnos y darnos la información que necesitamos para saber si lo estamos haciendo bien.
Ambos dispositivos te permiten conocer cuál es tu actividad diaria, monitorizando tus pasos y las calorías que quemas cada día. Puedes marcarte unos objetivos realistas y, conforme los vayas cumpliendo, incrementarlos. Además, con Fitbit Sense y Fitbit Versa 3, puedes elegir entre más de 20 modos de ejercicio el que más se ajuste a tu actividad para, una vez terminada la sesión, consultar tu mapa de intensidad y saber cuál ha sido tu rendimiento.
Marcarnos retos puede ayudarnos a motivarnos, pero también conocer los beneficios que la actividad física provoca en nuestro cuerpo. Y es que, aunque después de las primeras sesiones sufras de agujetas, la mejor forma de luchar contra ellas es seguir ejercitando esos músculos.
Practicar deporte aumenta nuestra tasa metabólica, el flujo de oxígeno aumenta, también el sanguíneo, que permite a las células recibir más nutrientes de la sangre. Previene la obesidad, la diabetes y la hipertensión, además de fortalecer tus músculos para evitar lesiones y dolores en huesos y articulaciones.
Los primeros resultados empiezan a verse pasadas varias semanas, y empiezan a asentarse tras 3-6 meses de ejercicio regular. La grasa se reduce, aumenta tu masa muscular y mejoran tus capacidades motrices. Aumenta la producción de mitocondrias, tus huesos se densifican, disminuyendo el riesgo de osteoporosis.
Pero no solo tiene beneficios físicos, también psicológicos. Practicar deporte reduce el riesgo de ansiedad y depresión al bajar los niveles de hormonas del estrés. Tu cerebro libera endorfinas, levantando tu ánimo. Así que serás mucho más feliz y descansarás mejor.
Aunque esto es solo un resumen de todo lo que puede mejorar tu vida gracias a la actividad física. Y ahora, ¿te atreves a ponerte a prueba? Demuestra cuánto sabes sobre este tema respondiendo a las preguntas de nuestro cuestionario.