Depresión, otra pandemia del siglo XXI: cuáles existen y qué síntomas tienen

  • Conocer su clasificación puede darnos pistas para comprender este trastorno

  • No todas las depresiones se desencadenan por eventos externos

  • Es una de las pandemias del siglo XXI

La depresión es un trastorno emocional que provoca en quien lo padece un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar determinadas actividades: es posible que, si sufres esta enfermedad, te cueste mucho trabajo realizar tareas cotidianas y que, de alguna forma, sientas que pierdes las ganas de vivir. Esta enfermedad también puede llamarse 'trastorno depresivo mayor' o 'depresión clínica', y afecta los sentimientos, a los pensamientos y al comportamiento de una persona, teniendo la capacidad de provocar distintos problemas físicos y emocionales. Sin embargo, no todas las depresiones son iguales, tanto por su origen como por los síntomas que experimenta quien la padece. ¿Qué tipos de depresión existen?

Tipos de depresión: cómo identificarlas

Tal y como recuerda Mayo Clinic, la depresión debe diferenciarse de la tristeza pasajera: es frecuente y normal que pasemos por periodos en los que nos sintamos tristes y desanimados pero, cuando hablamos de depresión, hablamos de una dolencia que no desaparece de la noche a la mañana, que puede requerir tratamiento con medicamentos y que debe implicar algún tipo de terapia psicológica para poder salir de ella.

Existen distintos grados de gravedad en esta enfermedad: así, la depresión puede clasificarse en leve, moderada o grave, y para comprender en qué punto se encuentra el paciente, será necesario atender al número y la intensidad de los síntomas. Para ello es imprescindible acudir a un profesional de la salud mental pero, en general, y de forma orientativa, esta es la forma de clasificar la depresión en función de su gravedad:

  • Depresión leve. Se da cuando los síntomas afectan poco a la vida diaria, o lo hacen solo en algún aspecto específico.
  • Depresión moderada. Hablamos de depresión moderada cuando los síntomas y las limitaciones no son ni tan específicos como en la primera, pero tampoco tienen carácter generalizado, como sí ocurre en el caso de la depresión grave.
  • Depresión grave. Ocurre cuando los síntomas pueden llegar a causar deterioro o incapacidad en distintos aspectos de la vida cotidiana.

Además, en función de la gravedad, también existen distintos tipos de trastornos depresivos:

  • Trastorno adaptativo. Se asocia con la depresión leve y suele tener que ver con un problema puntual. Hablamos también de un trastorno que se presenta en un periodo de tiempo corto, tal y como recuerda MSD Salud.
  • Trastorno distímico o distimia. En este caso los síntomas son de larga duración (dos años o más) y más graves que en el caso anterior, sin incapacitar a la persona, pero sí impidiéndole el desarrollo de una vida normal. Además, las personas con distimia pueden llegar a padecer uno o más episodios de depresión grave a lo largo de sus vidas.
  • Trastorno depresivo grave. La depresión grave combina síntomas que, en conjunto, impiden a quien la padece trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de las actividades que antes le resultaban interesantes y placenteras. Es el estadio más grave, donde la persona no puede desenvolverse con normalidad. Puede ocurrir una sola vez, pero normalmente se repite cada cierto tiempo.

Además, existen otros síndromes depresivos que pueden formar parte del conjunto de síntomas de otras enfermedades psiquiátricas. Es el caso del trastorno bipolar o la fobia social. También pueden asociarse con enfermedades no psiquiátricas, tales como anemias, esclerosis múltiple, hipotiroidismo, cáncer, etc. También puede hablarse de depresiones con ciertos matices distintos a los de los casos anteriores, como la depresión postparto, el trastorno afectivo estacional o la depresión psicótica.

Por último, también podemos clasificar la depresión en función de su causa:

  • Depresión endógena. Ocurre cuando la causa de la depresión es interna, de origen biológico, relacionada con la herencia o predisposición genética de quien la padece. Se la conoce también como melancolía o tristeza vital, y no suele relacionarse con acontecimientos vitales concretos, aunque éstos pueden agravarla. En general, quien la padece pierde la capacidad del disfrute de forma persistente, aunque es frecuente que el estado de ánimo mejore a medida que avanza el día. También pueden aparecer ideas delirantes o irreales, y existe un mayor riesgo de suicidio. Además, puede ser unipolar, tomar forma de episodios depresivos aislados, o bien constituir un trastorno bipolar.
  • Depresión psicosocial o exógena. Esta depresión tiene su origen en hechos o eventos vitales estresantes y/o negativos. Por ejemplo, la pérdida de un familiar o amigo, problemas laborales, una mala relación, una enfermedad grave... A su vez, esta depresión puede ser neurótica (causada por trastornos de la personalidad o formas de ser concretas, como la dependencia, el pesimismo, el nerviosismo...) o reactiva (como respuesta a una situación adversa, siendo una respuesta exagerada o prolongada en el tiempo).