Sembradores, victimistas o inquisidores. ¿Conoces los distintos tipos de personas manipuladoras?

  • Cada tipología de manipulación implica estrategias distintas para combatirlas. Lo mejor es saber reconocerlas para cortar cuanto antes esa relación, que acabará en simbiosis y tortura psicológica encubierta

  • Siempre hay un rasgo que predomina y que utilizan para obtener poder y dominio: victimizarse, técnicas de pasivo agresividad o manipulación mediante la crítica sutil.

En la vida no nos basta con conocer la existencia de personas manipuladoras y reconocer sus estrategias para minar nuestras defensas psicológicas y atraernos a su trampa para moscas. Unos se victimizarán como abuelas que no pueden cargar con la compra; otros quizá sepan practicar el arte de la adulación sutil contigo para predisponerte positivamente a sus demandas. ‘Necesito que me prestes 10.000 euros, le debo dinero a gente con la que no queremos tener relación’. Alguno probablemente utilice una estrategia de castigo y recompensa para generar dependencia. Habrá otros que pasen directamente al ataque y a la tortura verbal para terminar de rematarnos, sin defensa posible.

En nuestra baraja psicológica deberíamos también tener el conocimiento suficiente para reconocer cada tipo de manipulación en función del tipo de persona que la esté ejecutando.

Hoy te hablamos de los distintos tipos de personas manipuladoras para que sepas cuándo tienes que salir por patas.

Rasgos comunes en los manipuladores

Por lo general, hay un rasgo primordial que destaca en las personas manipuladoras, aunque las más hábiles desarrollan casi siempre un abanico amplio de técnicas muy refinadas para obtener lo que quieren de nosotros. Suelen tener instinto: un olfato afinado para detectar nuestras debilidades y el punto exacto en el que hacer presión para ‘entrar’. Muchos, además, tienen ese don para pasar inadvertidos, otra de las características de la manipulación emocional más elegante: la persona que la sufre no sabe que está siendo manejada por otro, que ha erigido un complejo espejismo psicológico para disfrazar sus tretas.

Victimistas

Lastimeras criaturas estos manipuladores, a los que siempre, siempre, siempre les ha sucedido algo terrible. Te lo cuentan, claro. Te lo repiten. La historia parece cierta, aunque el manipulador haya dispuesto los elementos narrativos convenientemente para aparecer en el centro de la tragedia. Lloronzuelos que serán capaces de inventarse un drama para reclamar la atención de su oyente, fabricar una falsa empatía y amarrar al otro hasta que quizá ceda a eso último que ‘casualmente’ le han pedido. Son auténticos fieras en hacer que nos sintamos en deuda con su drama.

Sembradores

La táctica principal de estos ‘chinches’ es tan leve, tan calculada, que las conversaciones con ellos casi nunca parecen una trampa para osos. Una vez más, se refugian en el otro para ir ganando terreno. Una idea aceptada socialmente, una ideología de uso común, la apelación al sentido común, a la moral, a ‘lo que está bien’. Utilizan ese tipo de argumentación para presionarnos y convencernos de que debemos estar de acuerdo con ellos. Los detectarás en su manera de modalizar la conversación para llevarla a su guarida de pasivo agresividad disimulada. ‘Te habrás dado cuenta de que…’. ‘Eso no es lo que dice X’. ‘Estarás de acuerdo conmigo en que…’ ‘Me parece que vas un poco en contra del sentido común, la mayoría de la gente no piensa así. ¿Crees que eres mejor que los demás?’.

Criticones e inquisidores

El rasgo predominante en este tipo de manipuladores es que utilizan la crítica frontal para obtener poder. Lógicamente, su juego empieza mucho antes, con críticas más sutiles a algún aspecto de nuestra vida que nosotros mismos verbalizamos. Se ganan la confianza del otro haciéndole saber cada vez que pueden que no es ‘apto’ para algún asunto, desde realizar un trabajo a mantener una relación estable. Socavan tu autoestima poco a poco, como esos parásitos que ponen los huevos en otro huésped, y una vez la víctima de la manipulación tiene el amor propio de una comadreja atropellada, entonces se revelan como los únicos capaces de ayudarnos.

Otra modalidad de manipulación de este tipo es una supuesta decepción constante. El manipulador te hará saber cada vez que pueda que no has estado a la altura de ciertas expectativas (para que lo sepas: inalcanzables. Ni están, ni se las espera). Cogerá cualquier mínimo error que cometas y lo convertirá en el motor de su argumento, como siempre, con su propia figura en el centro. ‘Pensaba que no eras así’. ‘Esto confirma muchas de las cosas que pensaba sobre ti’.

El ojito derecho del profesor

Te manipularán utilizando un supuesto conocimiento superior en un tema o una materia y siempre querrán establecer esa jerarquía en la conversación. La versión estilizada del mansplanning. Te darán la turra por mucho que tengas el mismo grado de conocimiento y experiencia que ellos.

Salvadores

La justificación de su garrapatismo, su egoísmo desmedido y su ‘todo vale’ siempre viene del lado de alguna causa superior, un otro en el que descargan su responsabilidad. ‘Lo hago por tu bien’. ‘Yo sé lo que te conviene’ ‘A veces en la vida hay que tomar decisiones que no nos gustan’. ‘Es mejor a mi modo, tienes que aprender’. Cuando este tipo de manipulación es desenmascarada, el manipulador suele jugar a una versión refinada del rol de víctima.