Tu mejor amiga y tú siempre habéis estado juntas, casi desde que nacisteis. Los álbumes de fotos dan fe de ello, desde el jardín de infancia hasta el colegio, pasando por la graduación de secundaria. Siempre habéis estado ahí para la otra, pero últimamente te sientes más insegura, como si fuese a abandonarte en cualquier momento. Su grupo de amigos, con el que hasta ese momento no tenías ningún problema, empieza a producirte rechazo, y sientes que te están robando a la persona que mejor te conoce en el mundo.
¿Te suena la sensación? Es bastante más habitual de lo que muchos se atreven a reconocer, y si no se soluciona a tiempo puede acarrear muchos problemas. Porque, como explican los psicólogos, el problema no es que sientas celos, esa espiral de envidia que te embarga cuando alguien tiene algo que a ti te apetece tener, si no cómo los gestionas.
No hay ninguna duda de que las relaciones de amistad, especialmente aquellas que involucran cierto grado de intimidad, pueden ser duras de llevar. En Yasss te ayudamos a pasar ese mal trago, para que puedas solucionarlo de la mejor manera posible.
Antes de enfadarte o culparte por sentirte celosa por relaciones de tu mejor amiga, trata de entender por qué estás sintiéndote así: cada persona es distinta, y cada uno tiene diferentes reacciones ante la misma situación. Puede que te sientas traicionada, dolida, enfadada e incluso triste, y todas estas emociones son perfectamente válidas ante esta situación. Date tiempo para procesarlo y comprenderlo, y sé agradable contigo durante el proceso.
Evita embotellar tus emociones, porque al final acaban saltando por los aires. Los expertos recomiendan siempre comunicar cómo nos sentimos; no hacerlo puede agravar el problema y convertirlo en algo más dañino a largo plazo. En este caso en particular, hablar con tu amiga puede ser una opción a valorar: puede reforzar vuestra relación, y a ti te ayudará a soltarte y refrescar tus ideas.
Cuando hables, pon el punto sobre la primera persona del plural: cuéntale a tu amiga cómo te sientes tú. Es decir, evita las alegaciones como “me has abandonado por un amigo mejor” y opta por “siento que me has desplazado por una persona más divertida”, por ejemplo. Intenta soltarlo todo y, si te sientes desplazada, pregunta directamente por el tema. Quizás la respuesta te ayude a aclararte.
Es cierto que hablar con tu amiga es una potencial solución, pero puede no ser la definitiva. Si la conversación no te deja buen sabor de boca o no te ves en disposición de tenerla, busca otras alternativas. Piensa en amigos con los que hablar, o incluso un terapeuta. Si te cuesta seguir adelante, tomar algunas sesiones puede ser de lo más esclarecedor.
Además de hablar, trata de mantenerte ocupado para no rumiar demasiado este tema. Si te sientes cómodo, sal fuera y busca nuevos hobbies y amistades.
Por último, date tiempo para plantearte que las cosas cambian, lo que incluye las relaciones de amistad. Puede que sea vuestro caso y que, al final del todo, debas hacer un luto por esta relación que ha sido tan importante para ambas. Es un proceso muy doloroso que a veces se produce por motivos externos, pero que si se cura y gestiona adecuadamente, ayuda a crecer.