La pandemia ha puesto a prueba los sistemas sanitarios en todo el planeta y ha puesto en valor una nueva forma de atender a los pacientes, la telemedicina. Tras esta experiencia, las consultas telemáticas pueden ser una herramienta médica indispensable en el futuro.
Marta, enferma de cáncer, por fin estrena la calle, pero ha tenido mucho miedo a ir al médico. Le habían dicho que las personas con enfermedades graves como la suya corrían más riesgo. Para mitigar la inquietud, al otro lado de la pantalla ha tenido a Rafa, su oncólogo. Como ellos, son muchos doctores y pacientes los que han superado la inicial reticencia a la tecnología en temas médicos obligados por la necesidad. El resultado, consultas casi vacías y plataformas llenas de herramientas informáticas y telemáticas.
La transición a la telemedicina es más fácil en ciertas especialidades. En Dermatología, por ejemplo, el Dr. José Luis López lleva días evaluando las fotos que le mandan sus pacientes. "Nos envía fotos y les contestamos con un mail o por chat privado y les mandamos la receta electrónica", explica. Tampoco les falta tarea estos días a psicólogos, psiquiatras y nutricionistas, que ya aplicaban la comunicación vía Internet a su trabajo desde mucho antes de la pandemia.
Pero el no va más de la telemedicina son la cabinas medicalizadas, unos sofisticados asientos equipadas con instrumentos médicos telematizados capacitados para enviar en tiempo real información de indicadores biométricos de los pacientes durante una videoconsulta. Estas cabinas pueden tomar la temperatura y hacer un chequeo completo del enfermo aunque el médico esté a kilómetros de distancia.