Según los síntomas del covid-19, los pacientes de coronavirus pueden identificarse en cuatro grandes grupos, según su pronóstico, evolución y mortalidad. Así lo determina un estudio publicado en el 'Journal of Clinical Medicine', cuyos resultados preliminares muestran cómo uno de los grupos engloba a pacientes con alto riesgo de ingreso en UCI y mortalidad y mal pronóstico y otro, por el contrario, a pacientes con buen pronóstico y bajo riesgo de muerte.
"Aquellos que presentan solo la tríada clásica de fiebre, tos y disnea, así como los que también tienen vómitos y diarreas, son los de peor pronóstico a priori; en cambio, los que presentan síntomas de resfriado común o con clara pérdida de olfato y gusto, son los de mejor pronóstico", afirma Manuel Rubio-Rivas, médico de SEMI y primer firmante del estudio.
Según Rubio, “los cuatro grupos fenotípicos identificados pueden permitir a los facultativos detectar, solo con los síntomas presentes al inicio, aquel subgrupo de pacientes con peor pronóstico para instaurar las medidas de tratamiento más apropiadas en cada caso, en una medicina de mayor precisión”.
El primer grupo, con 8.737 pacientes –el 72,4 % de los que participaron en el estudio–, fue el más grande y numeroso: pacientes con la tríada de fiebre, tos y dificultad para respirar (disnea). Los sujetos agrupados en este grupo tendían a ser hombres mayores con comorbilidades o afecciones previas.
El tiempo entre el inicio de los síntomas y la admisión en hospital también fue más corto en este subgrupo, en comparación con los otros identificados. Uno de cada 10 requirió ingreso en UCI y una cuarta parte de ellos (el 24,1 %) fallecieron, lo que representa la tasa de mortalidad más alta entre los cuatro grupos.
El segundo grupo, más cercano a sentir un catarro, con 1.196, el 9,9 % de los pacientes, también presentó ageusia (dificultad para detectar el gusto) y anosmia (pérdida del olfato). A veces, con fiebre, tos o disnea. Este grupo mostró el menor porcentaje de ingreso en UCI y tasa de mortalidad (4,3 %).
Respecto al tercer grupo, con 880 pacientes –el 7,3%–, también tenía artromialgia (dolor en articulaciones o músculos), dolor de cabeza y dolor de garganta, que a menudo también se acompaña de fiebre, tos o disnea. Hasta el 10,8 % de estos pacientes requirieron UCI y el 14,7 % murieron.
El cuarto, con 1.253 pacientes –el 10,4% del total–, también se manifestó con diarrea, vómitos y dolor abdominal, también a menudo acompañados de fiebre, tos o disnea. De estos, el 8,5 % requirió ingreso en UCI y el 18,6 % falleció. Esta tasa de mortalidad del grupo es la segunda más alta de los cuatro grupos identificados.
Recientemente, otro seguimiento hecho en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona observó que pacientes con fuertes dolores de cabeza tenían, en general, mejor pronóstico, tal y como han publicado en Cephalgia.
Comprobaron que tres cuartas partes de los pacientes sufre cefalea persistente. Y además declaraban que era el síntoma más molesto. Lo interesante es que, si llegan a ingresar, sus estancias hospitaliarias suelen ser mucho más cortas que cuando se presentan otros síntomas. En concreto, puede reducirse el ingreso hasta en siete días respecto a otros grupos.