Los casi 11.000 contagios de los últimos siete días han hecho saltar las alarmas. Es como una segunda ola silenciosa, provocada por la falta de cordura de muchos en sus reuniones familiares o en el ocio que no piensa en nada ni en nadie. Para empezar en las familias, y también en la gente que vive de ello. Pero los jóvenes no son conscientes de que ponen en peligro al resto. Los brotes vinculados con fiestas y sin distancia de seguridad. La falta de respeto a los mayores es cruel. Son los abuelos los que se han quedado en casa muchos meses, sin abrazar a hijos y nietos. Ahora que pueden salir a la calle, a muchos, en sus últimos años, les podemos negar poder hacerlo.
Dos meses sin salir de casa. Para nada. Cuando empezamos a reunirnos en casas se nos hizo difícil. 47 brotes se han originado en reuniones familiares. En los botellones y las fiestas se están dando los brotes entre jóvenes. En las terrazas no estamos exentos. Quince minutos de conversación pueden traer un contagio. Barcelona ha vuelto a cerrar los gimnasios. Pueden ser otro foco. Pero este, no cumple, se mantiene abierto. Brotes que son, en general, pequeños. Excepto los que se producen entre trabajadores del sector hortofrutícola.
"Puede que haya una segunda oleada", explicaba ayer la doctora María José Sierra, jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Y lo que ayer dejaba entrever Sanidad lo confirman hoy algunos virólogos, entre ellos Margarita del Val.
Cuando se recuperó la movilidad seguía habiendo transmisión y un mes después los contagios superan los 900 casos diarios. Es cierto que más del 60% de los positivos son asintómaticos pero esto también da alas al virus. Los mayores se protegen y los ingresos son de gente más joven con mejor pronóstico. En los últimos siete días, 327 enfermos de COVID- 19 han ingresado en planta y hay 14 en la UCI. El sistema sanitario de momento resiste pero la presión empieza a notarse en algunas comunidades.
Los rebrotes de preocupación de hace dos semanas han ido virando hasta colocar de nuevo el punto de atención en el giro ascendente de la curva y el hilo del discurso epidemiológico en la segunda ola: los contagios se mantienen este viernes cercanos al millar, aunque caen ligeramente hasta los 922, y golpea al ya castigado turismo tras recomendaciones como la de Francia de no viajar a Cataluña, que hoy ha cerrado en toda la comunidad buena parte del ocio nocturno. Noruega impone la cuarentena a españoles.
Este incremento sostenido de la transmisión del coronavirus, más allá de la relevancia que tiene la detección de los contagios con un gran despliegue de pruebas diagnósticas, encierra algún dato a tener en cuenta, como es el aumento de casos entre mayores de 65 años, pese a la profusión de positivos entre jóvenes y la predominancia de los asintomáticos.
Aragón ha sido de nuevo la comunidad más afectada (298), si bien ha registrado un centenar menos de positivos que ayer, seguida de Cataluña (133), Madrid (107), Navarra (93) y Andalucía (70), con la vigilancia redoblada en las ciudades de Barcelona y Zaragoza.
Bajan los contagios, pero aumenta, sin embargo, el número de casos con fecha de inicio en los últimos siete días -el dato que miran con más detenimiento los expertos-, que supera los 2.000 (2.076) con 921 en Cataluña, 229 en Madrid, 194 en Aragón, 154 en Navarra y 136 en el País Vasco.
Entre Aragón, Cataluña y Madrid suman el 60 % de los nuevos contagios atribuidos a las últimas 24 horas, aunque la comunidad catalana, como ya es habitual, ha informado en su parte diario de 1.343 casos, que no relaciona con días específicos y que se entiende que corresponden en su mayor parte a jornadas precedentes. El problema estadístico no tiene solución.
Sí que son significativos, no obstante, los datos del informe sanitario de la Generalitat que permiten ver la evolución de las hospitalizaciones e ingresos en las ucis, donde hay actualmente 65 personas, cuatro más que ayer. De igual modo, ilustran el desarrollo de la pandemia los datos de Aragón: 193 personas hospitalizadas (141 en Zaragoza) y 19 en la UCI (15 en Zaragoza).
El caso de Madrid, puesto en tela de juicio por expertos como el jefe de epidemiología del Clínico de Barcelona, Antoni Trilla, con frases como “quien no busca, no encuentra”, sigue planteando algunas dudas no sólo relacionadas con los rastreadores, ya que en los últimos días hay un crecimiento sostenido de contagios, que no se corresponden con notificaciones, como la de hoy, que informa de dos nuevos brotes con 15 positivos y 51 contactos en seguimiento.
De cualquier modo, los brotes, en mayor o menor medida, se han generalizado en toda España y el único avance más o menos claro de la semana es que todo apunta a que le epidemia remite en Lleida y sus comarcas hortofrutícolas colindantes con Aragón, con el foco puesto en los temporeros.
El problema de los temporeros, de cuya falta de planificación se acusa a la Generalitat, tratan de afrontarlo otros territorios como La Rioja con medidas preventivas: la consejera de Agricultura de esta comunidad, Eva Hita, ha anunciado este viernes que se harán pruebas PCR a los temporeros que lleguen a la región para participar en campañas como la de la vendimia. También Aragón ha aprobado una orden para tratar de organizar mejor sus contrataciones.
Los rebrotes de preocupación, reforzados por los partes diarios de contagios en ascenso, han atravesado fronteras con una amenaza de cierre letal para el poco resquicio que le queda al turismo de sacar algo de una temporada aciaga. Francia ha recomendado "encarecidamente", en palabras de su primer ministro, Jean Castex, que no se viaje a Cataluña “ante los indicios de degradación de la situación sanitaria" por el coronavirus.
"La situación en Cataluña muestra indicadores sanitarios degradados. Recomendamos encarecidamente a los ciudadanos franceses que eviten desplazarse allí mientras no mejore la situación en ese territorio", ha dicho dijo Castex, que ha explicado que están en contacto con las autoridades españolas y las de Cataluña para que vigilen que el flujo hacia Francia también se limita en la medida de lo posible.
Más allá ha ido Noruega, que este viernes ha decretado que los viajeros procedentes de España que entren en ese país nórdico a partir de la próxima medianoche deberán someterse a diez días de cuarentena domiciliaria, en una actualización de las recomendaciones emitidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que aconseja no desplazarse a cualquier punto del territorio español.
Tras convertirse en la última semana en uno de los principales focos de propagación de la covid-19, con casos en diversos puntos de España, el ocio nocturno está en el punto de mira de las autoridades sanitarias de todas las autonomías, que han comenzado a suspender o limitar estas actividades de forma sucesiva, como ocurrió con el uso permanente de las mascarillas.
Cataluña, que lo había cerrado en Barcelona, su área metropolitana y Lleida, lo ha ampliado hoy a discotecas y salas de fiesta de toda la comunidad. Baleares lo limitó a locales de menos de 300 personas. Murcia lo ha restringido a espacios abiertos y otras autonomías como Aragón han fijado la hora de cierre en las 12 de la noche. También Madrid ha anunciado que impulsará limitaciones sin llegar a la prohibición, como han hecho ya Galicia y Navarra con los botellones.
Entre clausuras y restricciones, Castilla-La Mancha ha anunciado este viernes la próxima aprobación de una normativa para identificar, con DNI y número de teléfono, a quienes acudan a locales de ocio nocturno a partir de la una de la madrugada para facilitar el rastreo de contactos en caso de que sea necesario.
En un bar de copas de la localidad murciana de Totana se originó precisamente el brote que ha llevado al gobierno regional a aplicar en este municipio de 32.000 habitantes medidas equivalentes a las de la fase 1 de la desescalada para intentar frenar un foco que hoy ha sumado 30 positivos más a los 55 detectados este jueves.