La falta de tiempo, las prisas o el estrés hace que en mucha ocasiones no haya tiempo ni para prepáranos la comida, es más, ni para cortar una pieza de fruta. Por eso es habitual, para el deleite de todos aquellos esclavos de los relojes, ver en los supermercados bandejas con fruta ya cortada. Una opción cómoda -y muy atractiva a los ojos- que no siempre puede ser todo lo saludable que parece.
La piel de la fruta actúa como una capa protectora imprescindible para su correcta conservación, sobre todo, cuando llegan la saltas temperaturas. Al cortarlas, es más fácil que microorganismos y bacterias puedas entrar en ella y convertirla en un alimento perjudicial para la salud, especialmente las frutas que más agua tienen -sandía, melón, pera, piña o naranja- que son más vulnerable que la cítricas en este sentido.
Su venta es totalmente legal y saludable, siempre que los establecimientos cumplan con unas estrictas condiciones de temperatura, ventilación y almacenamiento, para su óptima conservación.
-Lo ideal es que siempre estén a temperaturas por debajo de los 25 ºC.
-El tiempo de conservación no debe superar nunca las 3 horas.
-Tienen que estar en un lugar suficientemente ventilado y preservado de luz solar.
-Es importante asegurar un almacenamiento continuo en refrigeración a temperaturas inferiores a 5 ºC.
Así lo recoge el último informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).