Señales que alertan de una posible infección vaginal: causas, síntomas y tratamiento
Las infecciones vaginales no tiene por qué proceder de un contacto sexual: las alteraciones internas nos afectan
La vaginosos bacteriana o la candidiasis son dos de las infecciones más frecuentes entre las mujeres
Consumir antibióticos, usar prendas apretadas que no transpiren... son factores de riesgo
Si te preguntas cómo saber si tienes una infección vaginal, probablemente se deba a que notas ciertos síntomas fuera de lo habitual. Muchas veces pueden producirse cambios que tienen que ver con el ciclo menstrual y que, por tanto, se encuentran dentro de lo normal. Pero es muy frecuente que, en algún momento de nuestra vida, aparezca alguna anomalía que deba ser tratada.
Un ejemplo es la famosa Candidiasis, una infección provocada por una bacteria que se encuentra de forma natural en esta zona. Hay otros casos de infección vaginal frecuentes y, aunque lo normal es que no se trate de algo peligroso, lo mejor es visitar a tu ginecólogo si notas determinados síntomas. Toma nota de estas señales que alertan de una posible infección vaginal.
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Señales que alertan de una posible infección vaginal
Las infecciones vaginales consisten en una irritación o inflamación en la zona de la vagina y suelen relacionarse con una alteración en el pH del área vaginal, aunque existen otros posibles motivos. Tal y como explica Durex, esta irritación puede ir acompañada de picores e incluso de dolor. Por eso, en caso de que experimentes estos síntomas y molestias, lo mejor que puedes hacer es acudir a un ginecólogo para determinar el origen de la infección, en caso de que exista, y tratarla adecuadamente.
Las causas más frecuentes de infección vaginal son las siguientes:
- Vaginosis bacteriana. La vaginosis bacteriana es una infección causada por una cantidad excesiva de ciertas bacterias que cambian el equilibrio normal de las bacterias en la vagina. En otras palabras, es fruto de un desequilibrio entre las bacterias 'buenas' y las 'malas que habitan de forma natural en esta zona. Su síntoma más evidente es un flujo con color blanco grisáceo y mal olor. Se trata de la infección vaginal más frecuente en las mujeres de 15 a 44 años y tiene cierta relación con las relaciones sexuales: las mujeres sexualmente activas se ven más afectadas por ella, y sufrirla nos vuelve más propensas a contraer enfermedades de transmisión sexual.
- Candidiasis vaginal. Esta infección se encuentra en la lista de las más frecuentes y, de hecho, la mayoría de las mujeres contraerá una candidiasis vaginal en algún momento de su vida. Su origen se encuentra en un crecimiento excesivo del hongo Candida albicans, y sus síntomas incluyen ardor, picazón, además de flujo espeso, de color blanco y sin olor. Este tipo de flujo nos ayuda a distinguirla de la vaginosis bacteriana. Su tratamiento es sencillo y determinadas personas pueden sufrirla de forma frecuente. En cualquier caso, consulta a tu médico para descartar cualquier otra causa, ya que sus síntomas son similares a los de otras infecciones vaginales y de transmisión sexual.
- Tricomoniasis. En este caso estamos ante una infección de transmisión sexual producida por un parásito conocido como Trichomonas vaginalis, que se transmite a través de relaciones sexuales sin protección. Su síntoma más frecuente es la irritación, pero cuidado porque alrededor del 70 por ciento de la población infectada no presenta molestia alguna. La sufren tanto hombres como mujeres, pero es más frecuente en el segundo grupo. Para evitar esta frecuente ETS, practica siempre sexo con protección.
Una buena alimentación, hacer ejercicio y, en definitiva, mantenernos sanos y con las defensas altas nos ayudará a evitar este tipo de infecciones, aunque lógicamente es importante protegernos para evitar las que puedan proceder de contacto sexual. Factores como los cambios hormonales, medicamentos como antibióticos o esteroides, así como el uso de productos de higiene íntima femenina (como los desodorantes vaginales) o los lavados vaginales, pueden incrementar el riesgo de contraer alguna infección.
En cuanto a los síntomas más frecuentes de infección vaginal, el principal es el picor o quemazón en la zona, pero también alteraciones en el flujo vaginal (cantidad, color, olor, textura...), dolor (durante las relaciones sexuales o incluso sin ellas), manchado o sangrado vaginal leve, así como dolor agudo al orinar. El tratamiento variará en función del origen de la infección: evita automedicarte y acude siempre a un profesional para identificar la causa concreta y descartar posibles ETS.
Por último, para reducir el riesgo de sufrir este tipo de infecciones, evita el uso prolongado de tampones o compresas, usa un jabón con un PH neutro para la zona y evita desodorantes vaginales o geles perfumados. No hagas lavados vaginales, ya que podrás provocar desequilibrios bacterianos, y usa siempre preservativo en tus relaciones sexuales.
Además, es recomendable elegir prendas que transpiren, como las de algodón, tanto para tu ropa interior como para el resto de prendas, así como evitar la humedad prolongada en la zona (por ejemplo, durante el verano con el uso de ropa de baño). Los pantalones muy ceñidos son tus grandes enemigos, así como las prendas sintéticas que no transpiren y faciliten la acumulación de humedad en la zona. La higiene frecuente también es clave, respetando siempre el PH de la vagina. Si estás en tratamiento con antibióticos, consume probióticos para compensar.