Un equipo de Estados Unidos ha logrado con éxito salvar la vida a un hombre con infección cutánea diseminada refractaria por una bacteria multirresistente a través del virus bacteriófago 'Muddy'.
El hombre de 56 años se presentó en la clínica de dermatología de Boston en enero de 2020 con lesiones nodulares en su extremidad superior izquierda, así como pérdida de peso, sudores nocturnos, mialgias y fatiga. La historia de cómo superó esta crisis publicada por Nature demuestra el potencial de los virus para luchar contra superbacterias resistentes a antibióticos, la nueva pandemia que llega.
El hombre tenía antecedentes de enfermedad renal crónica en etapa II y artritis seronegativa que involucraba sus manos, muñecas, rodillas y tobillos diagnosticada en 2019. Las bacterias resistentes a antibióticos atacan a personas, como estas, que ya están debilitadas por otras enfermedades o tratamientos. El hombre fue tratado con múltiples terapias inmunológicas para su artritis, incluyendo metotrexato, etanercept, adalimumab y, más recientemente, tofacitinib desde noviembre de 2019 con una respuesta mínima. También recibió múltiples ciclos de prednisona de hasta 40 mg por día. Se realizó una biopsia con cultivos de micobacterias. Y el resultado dejó todo claro: se trataba de Mycobacterium chelonae, un patógeno de la familia de la tuberculosis que puede causar erupciones y daños generalizados en otros órganos.
El equipo del Brigham and Women's Hospital, de la Escuela de Medicina de Harvard tuvo una idea. Los médicos extrajeron microbios de las heridas del paciente, secuenciaron su genoma y buscaron entre los fagos que se habían estudiado antes para eliminar infecciones con otra superbacteria de la misma familia. Fue así como se identificó Muddyel. El 15 de junio de 2021 comenzó la terapia bacteriofágica intravenosa dos veces al día.
Tras administrarle un único bacteriófago, junto con los antibióticos y la cirugía, los investigadores constataron que el paciente "mostró una excelente respuesta clínica, con una disminución de la inflamación y la nodularidad de sus lesiones cutáneas en los meses siguientes al tratamiento, y no tuvo efectos secundarios adversos a la terapia de bacteriófagos". Así fue como consiguieron salvarle la vida.
El 18 de junio de 2021, tras recibir el alta hospitalaria, se le controló con una exploración y pruebas de laboratorio semanales, incluyendo un panel metabólico básico, pruebas de función hepática y un recuento sanguíneo completo con diferencial, y se observó que estaba bien, sin ningún efecto adverso y con marcadores de laboratorio estables.
De hecho, sus lesiones cutáneas mejoraron significativamente durante las dos primeras semanas de tratamiento y continuaron mostrando una mejora constante durante los meses siguientes, con una disminución de la inflamación y la nodularidad.
Dada su marcada mejoría y la ausencia de efectos adversos, el paciente ha continuado con la terapia bacteriófaga intravenosa. Ha tenido brotes intermitentes de su artritis seronegativa y se ha planificado una terapia inmunosupresora adicional con la preocupación de que la alteración del sistema inmunitario del huésped pueda afectar al control de la infección, por lo que se ha continuado con el bacteriófago y los antibióticos.
Hasta hoy, este es el primer caso de una infección humana por 'M. chelonae' tratada con un bacteriófago, y el primer caso de tratamiento con un solo fago para una infección por micobacterias. Se trata de una opción terapéutica prometedora para las infecciones multirresistentes, aunque es vital mejorar la comprensión de la seguridad, los factores que impulsan el desarrollo de la resistencia bacteriana y la importancia clínica de la neutralización de los fagos mediada por anticuerpos para avanzar en esta opción terapéutica para los pacientes.