"Si hacemos lo que tenemos que hacer, no creo que vuelva a haber un confinamiento total”. El ministro de Sanidad, Salvador Illa ha querido enviar un mensaje de confianza ante la situación que se abre tras meses de limitaciones en la movilidad en nuestro país, pero a la vez ha querido remarcar la utilidad que ha supuesto la aplicación del estado de alarma en todo el territorio, asegurando que “si hubiera brotes que no pudiéramos controlar deberíamos volver a activar el estado de alarma”. El miedo al rebrote tras lo ocurrido en Pekin da miedo.
Un nuevo estudio intenta poner cifras para estar preparados para el mismo. Una de cada cinco personas en el mundo padece una condición clínica previa que le haría enfermar gravemente si se infectara de COVID-19, según una investigación de la Escuela de Londres de Medicina Tropical e Higiene publicada en la revista The Lancet Para realizar esta estimación los investigadores han extraído datos de 188 países recogidos en el estudio 'Global Burden of Diseases, Injuries and Risk Factors' de 2017 y han tenido en cuenta la estimación de población que las Naciones Unidas ha hecho para 2020.
Europa es donde la población de riesgo es porcentualmente mayor en el mundo, con un 31% de personas con, al menos, una patología previa. La cifra se eleva en el continente hasta prácticamente la mitad de la población -48%- si sumamos la edad avanzada como factor de riesgo. Además de la diabetes, las patologías previas que suponen un riesgo a la hora de padecer la Covid-19 son las enfermedades crónicas de riñón, las cardiovasculares y las respiratorias.
Según los investigadores, un 22% de la población mundial (más de 1.700 millones de personas) tiene una condición de salud previa que podría aumentar el riesgo de sufrir un COVID-19 grave. No obstante, aquellas que podrían requerir hospitalización sólo representan el 4% de la población mundial (349 millones de personas). En España ese porcentaje sería del 5%. Los casos graves de Covid-19 se caracterizan, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la fiebre y, al menos, uno de los síntomas de la afectación respiratoria, como la tos o la dificultad para respirar.
Por franja de edad, menos de un 5% de personas menores de 20 años sufren alguna dolencia previa que eleve el riesgo de COVID-19 grave, mientras que el 66% de los mayores de 70 sí sufren al menos una condición previa. En cuanto a proporción de personas que podrían requerir hospitalización por un COVID-19 severo, el porcentaje es del 1% para los menores de 20 años y de casi el 20% para los mayores de 70. El porcentaje se eleva hasta el 25% para los hombres mayores de 70. En los grupos de edad menores de 65 años, requerirían hospitalización aproximadamente el doble de hombres que de mujeres.
El equipo de investigadores ha descubierto que en los países y regiones con población más joven hay menos personas con al menos una condición clínica previa, a diferencia de las poblaciones más envejecidas. La proporción de ciudadanos con una o más condiciones previas varía del 16% en África al 31% de Europa, continente con mayor cantidad de personas en riesgo (231 millones). El autor principal del estudio, Andrew Clark, ha alertado de que, aunque el riesgo de desarrollar enfermedad severa es menor en África porque su población es mucho más joven, en ese continente hay "una proporción mucho mayor de casos graves que podrían ser mortales".
Clark ha instado a las personas con alguna patología previa a adoptar las medidas de distanciamiento social adecuadas a su nivel de riesgo. El investigador considera que estos ciudadanos deben tener prioridad a la hora de recibir una vacuna. No obstante, si bien el estudio proporciona cifras estimadas sobre el número de personas a las que los gobiernos deberían dar prioridad para asignar medidas de protección, Clark puntualiza que no todos los individuos con enfermedades previas desarrollarán síntomas extremos.