Existe una creencia que asocia la soltería con la soledad, como si todas las personas que no tienen pareja necesitasen desesperadamente una, o asemejando la soltería a una especie de transición entre etapas más plenas. Esto es falso. No necesitas novio o novia para sentirse completo y el concepto de ‘media naranja’ sólo sirve cuando te quieres hacer un zumo, no en el ámbito del amor. Sin embargo, hay veces que queremos compartir nuestra vida con otra persona, pero los astros no se alinean.
Te descargas Tinder, quedas con una decena de personas y practicas el noble arte de ligar con mascarilla y distancia de seguridad, pero aun así nadie te llena ni encaja con tus expectativas, y cuando por fin sientes esa conexión la otra persona no siente lo mismo.
Es normal preguntarte si hay algo mal en ti, si el problema es de los demás o si el que escribe los horóscopos tiene algo en contra de tu signo y por eso el destino te tiene ojeriza, pero en realidad el problema es otro.
La confusión puede afectarte en varios planos. Por un lado, a la hora de decidir qué tipo de relación buscas. En otras palabras, no sabes si te apetece algo serio, si es mejor empezar como amigos y dejar que la relación fluya, o si lo único que quieres es sexo sin compromiso.
Si esto es lo que te sucede, lo primero que se te vendrá a la cabeza es “probar y ver qué pasa”. El problema es que cuando “pruebas”, hay otra persona implicada que puede sufrir, y esta forma de aclararte puede estropear relaciones que podían ir a más. ¿La solución? Practicar la responsabilidad afectiva y ser sincero desde el principio, explicar que no tienes claro lo que buscas y dejar que la otra persona decida si implicarse o no.
Otro tipo de confusión es aquella en la que no sabes qué tipo de persona buscas, algo que sucede sobre todo cuando has tenido pocas relaciones o tu última relación fue muy larga. ¿Qué necesitas ahora? ¿A alguien que sea muy espontáneo o un poco de rutina? ¿Una pareja extrovertida o introvertida? ¿Planes de peli y manta o que le guste descubrir mundo? Esto solo se resuelve conociéndote a ti y conociendo a gente, no necesariamente en un contexto afectivo-sexual.
Javier, de 22 años, reconoce tener un prototipo. “Físicamente me gustan más bajitas que yo y rubias, todas mis ex son así. Y luego de forma de ser pues que sean tímidas me mola mucho, no sé por qué. Pero que luego con confianza sean lanzadas, y que me pueda reír con ellas”, afirma.
Las personas no somos prototipos andantes y cuando conoces a alguien no trae consigo una lista de características, rasgos de personalidad y ambiciones como en Los Sims. Avanzamos, cambiamos y también podemos dar una imagen diferente cuando conocemos a alguien y cuando pasa algo de tiempo.
Aunque tengas ciertos requisitos inamovibles, como que esa persona tenga una ideología más o menos compatible con la tuya, que vuestros planes de vida sean similares o que sea respetuosa con tu forma de pensar, intenta no cerrarte puertas a aquellos aspectos que no encajan tanto con tus preferencias.
En el terreno del amor hay ciertas técnicas que creemos que funcionan, pero en realidad solo hacen daño a la otra persona y te hacen quedar como un completo idiota. Por ejemplo, el negging, que consiste en ligar hundiendo la autoestima de los demás, o el breadcrumbing, dando migajas a una persona que está pilladísima por ti.
Otra forma de ligar bastante desfasada es hacerte el pasota. En otras palabras, dejar a tu ligue en línea, pasar de él cuando te dice de quedar, hacerte el interesante contándole que tienes mil y un planes, y relegando esa nueva relación a un segundo lugar. Esto no sólo no genera interés, sino que puede provocar un efecto contrario. No te va a esperar eternamente y probablemente se cansará de aguantar este tipo de conductas tóxicas.
“Quiero echarme novia, pero no hay manera”, confiesa Tomás, de 27 años. “A todas las comparo con una chica que conocí pero que no quería nada serio y me dejó tocado. Me jode porque tengo muchas ganas de una relación, de esa confianza cuando conoces a alguien de verdad, de ser yo mismo… Pero es que con quién quiero eso no lo quiere conmigo”.
Cuando lo hemos pasado muy mal en relaciones previas o hemos conocido a una persona que nos ha enamorado hasta las trancas, es muy difícil pasar página. Por eso lo ideal es dedicarte tiempo a ti, escuchando tus necesidades y no forzándote a nada.
Si te apetece estar solo unos meses, no te metas prisas para conocer a alguien. Y si mientras superas los fantasmas de tu pasado quieres conocer gente para ir perdiendo la vergüenza, hazlo, pero evitando sacar a tu ex en todas las conversaciones y, sobre todo, sin generar expectativas falsas en la otra persona.
Los tiempos cambian y la forma de conocer gente también, sobre todo tras la pandemia. Ahora mismo las redes sociales y las aplicaciones para ligar son el no va más, algo que no alegra a todo el mundo.
Sí, tienes una vida más allá de Tinder o WhatsApp, pero si alguien te gusta no puedes pasarte días sin responder a sus mensajes, escribirle monosílabos, meter la cabeza debajo de la tierra cuando tienes que mandar un audio o sufrir sudores fríos cuando te pide un selfie más natural que los que tienes en tu perfil de Instagram. Ya sabes lo que dicen… ¡Adaptarse o morir!