La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) publica los resultados preliminares del primer gran registro clínico nacional multicéntrico sobre COVID-19 que contiene datos ya de 12.200 pacientes y en el que participan 600 investigadores de casi 150 hospitales y los datos son esclarecedores y nos ponen ante el espejo de la gravedad del coronavirus y en seguir tomándonos en serio un posible contagio, como también ha puesto de manifiesto un vídeo de la Generalitat Valenciana.
El 31,5% de los pacientes españoles, según estos primeros resultados preliminares, desarrolló dificultad respiratoria y la mortalidad fue del 21%, con un marcado aumento en función de la edad. A mayor edad, se constató mayor mortalidad. En el tramo 80-89 años, por ejemplo, llegó al 42,5%. La media del período de seguimiento de los pacientes del informe fue de 40 días. Al final del seguimiento, el 78.3% de los pacientes habían sido dados de alta, y el 0,6% seguía hospitalizado. El informe pues señala que uno de cada cinco hospitalizados murió. La duración promedio de la estancia hospitalaria para los pacientes dados de alta fue de 10,4 días.
El estudio sentencia que uno de cada tres pacientes hospitalizados por Covid-19 en España desarrolló dificultad respiratoria y uno de cada cinco falleció, según los resultados preliminares del primer gran registro clínico nacional multicéntrico sobre esta enfermedad que lleva a cabo la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Este registro clínico de la SEMI es uno de los más extensos del mundo hasta la fecha desde el inicio de la pandemia y el mayor sobre COVID-19 que existe hasta ahora en España.
Estos primeros resultados están ya disponibles en la plataforma en abierto de preprints “medRxiv” ─como muestra, en estos momentos, del compromiso de la SEMI con la divulgación en abierto del conocimiento clínico sobre COVID-19─ con el título “Clinical characteristics of patients hospitalized with COVID-19 in Spain: results from the SEMICOVID-19 Network”.
La media de edad de los pacientes fue de 69,1 años. De ellos, el 56,9% eran hombres, aunque a partir de los 90 años predominan obviamente las mujeres (más de 56%). Las comorbilidades más frecuentemente detectadas fueron: hipertensión (50,2%), dislipidemia (39,7%) y diabetes mellitus (18.7%); similares a las descritas en otras series occidentales, pero todas fueron más frecuentes entre los pacientes españoles. Además, el 15,1% de los pacientes tenían dependencia moderada o severa para las actividades de la vida diaria. La media del período de seguimiento fue de 40 días.
Los síntomas informados a la llegada del hospital, han sido, predominantemente, fiebre (86,2%) y tos (76,5%), aunque la mialgia y la anosmia fueron menos comunes que en series de datos de otros países. Las manifestaciones gastrointestinales fueron bastante comunes, especialmente la diarrea.
La mortalidad por SARS-CoV-2, fue similar a la observada en algunas series de datos de China y de EE. UU., pero fue mayor que la descrita en Italia e inferior a la cifra observada en el Reino Unido.
Los factores demográficos, como la edad o las comorbilidades, pueden explicar parcialmente las diferencias en la mortalidad por SARS-CoV-2, entre otros factores relacionados con la situación de presión del sistema sanitario. En Italia, la mayor carga de enfermedad se limitó a la región de Lombardía, mientras que en España “se ha distribuido más ampliamente”. Sin embargo, la mayoría de los pacientes del estudio de SEMI son de Madrid, una de las regiones más afectadas por COVID-19 y donde la situación es comparable a la del norte de Italia.
Un alto porcentaje de pacientes tenía valores de laboratorio anormales al ingreso, con un perfil “inmunoinflamatorio” deteriorado. Fundamentalmente, la linfopenia (52,6%) y los niveles elevados de dímero D (61,5%), lactato-deshidrogenasa (70,2%) y ferritina (72.4%) fueron los hallazgos más frecuentes. Además, la mayoría de los pacientes recibió tratamiento supuestamente efectivos contra el SARS-CoV-2. Los fármacos antivirales más utilizados fueron: la hidroxicloroquina (85,7%) y el lopinavir / ritonavir (62,4%).
Hubo una proporción mucho mayor de pacientes con síndrome de dificultad respiratoria moderada o grave: 23,5%, que los pacientes que ingresaron en la UCI (7,5%). Esto sugiere que solo uno fuera de cada tres pacientes con ese síndrome fue ingresados en una UCI, destaca el informe que da difentes razones, algunas relacionadas con la propia metodologia de los datos que puede explicarlo.
El informe desgrana que de los pacientes analizados, se usó una cánula nasal de alto flujo en el 7.9% de los pacientes, ventilación de presión positiva no invasiva en el 5.2% y ventilación mecánica invasiva en el 5.6%. La complicación principal fue el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), que aproximadamente un tercio de los pacientes desarrolló (32,3%), seguido de neumonía bacteriana y sepsis. Aunque 1.024 pacientes desarrolló SDRA grave, solo 483 (7,5%) ingresaron en una unidad de cuidados intensivos.
Los creadores del estudio también reflejan las limitaciones del mismo. Primero, los datos son recopilados por un gran equipo de investigadores, lo que podría conducir a la heterogeneidad en la entrada y validación de datos. Segundo tiene el sesgo de los centros participantes. Y su diseño observacional no permite establecer causalidad a los datos.