Cuando hablamos de salud mental, es inevitable mencionar a los problemas relacionados con la ansiedad, que son los más frecuentes en la población, y la depresión, la primera causa de discapacidad según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, muchas veces olvidamos que estos dos trastornos son totalmente diferentes pero no sólo pueden ir de la mano, sino que suelen hacerlo.
Son muchos los estudios que han intentado cuantificar el número de personas que padecen los dos trastornos a la vez en comparación con quienes los sufren por separado, encontrando que hasta el 70% de las personas que padecen ansiedad cumplen criterios también depresión. Es por ello que la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE) propuso en 1992 el llamado trastorno o síndrome mixto ansioso-depresivo.
La CIE define el trastorno mixto ansioso-depresivo como un problema de salud mental en el que “están presentes síntomas de ansiedad y de depresión, pero ninguno de ellos predomina claramente ni tiene la intensidad suficiente como para justificar un diagnóstico por separado”. ¿Qué significa esto?
A su gravedad se suma que cada día es más habitual encontrarnos a pacientes con ansiedad y depresión conjunta, sobre todo tras un año marcado por el coronavirus. Concretamente, el trastorno mixto ansioso-depresivo afecta al 10% de la población y hasta al 50% de las personas que piden cita en atención primaria por problemas psicológicos.
Sin embargo, muchas veces permanece invisibilizado e infradiagnosticado provocando un sufrimiento muy intenso, tal y como ha explicado la colaboradora de televisión Rocío Carrasco. En el documental 'Contar la verdad para seguir viva' confesaba haber padecido trastorno mixto ansioso-depresivo, así como un intento de suicidio y tratamiento psicológico y psiquiátrico desde 2011.
Javi tiene 25 años y durante el 2020 sintió como su salud mental se desmoronaba poco a poco. El aislamiento y las preocupaciones por un futuro incierto a nivel sanitario y económico provocaron en él fuertes secuelas psicológicas. Aun así, decidió esperar para pedir ayuda. “Lo fui dejando porque pensaba que no estaba tan mal”, explica. “Me decía a mi mismo que ya se me pasaría, que era normal estar así y que igual exageraba”. Pero no mejoró.
“Había días que me quería quedar en la cama, que me comía la ansiedad y me podía despertar llorando. Lo pagaba con mi novia y ya cuando tuvimos una bronca brutal pensé que igual necesitaba ayuda”, recuerda. Así fue como se puso en manos profesionales pidiendo cita a su médico de cabecera, que le derivó al psiquiatra de la seguridad social. “Me diagnosticaron trastorno mixto ansioso-depresivo y yo preferí buscar un psicólogo privado en vez de esperar a que me diesen cita, además el psiquiatra me lo recomendó”.
Al preguntarle por sus síntomas, Javi confiesa que se sentía desbordado. “Era como si mi cabeza nunca pudiese parar. Siempre estaba preocupado y cuando intentaba relajarme, aparecían preocupaciones nuevas. Cuando ya se podía quedar con gente en verano y estaba con mis amigos, tenía la mente en otra parte. Me hablaban y yo estaba rayado por si mi novia me iba a dejar, por si mis padres iban a ponerse malos, por si yo iba a encontrar trabajo de lo mío… Todo me agobiaba”. Y a esa preocupación constante, se sumó la tristeza profunda. “Vivía sintiéndome constantemente mal, sin ganas de nada y sin fuerzas. Si hacía cosas, era porque me obligaba a fingir normalidad, pero por dentro estaba triste, cansado y convencido de que era una mierda de persona”.
Tras varios meses de tratamiento el psicólogo dio el alta a Javi, lo que le ha hecho ver su experiencia con otra perspectiva. “No puedes juzgar algo así si no lo has vivido, y yo creo que son muchas personas las que lo sufren, pero le quitan importancia como yo hacía. No es normal vivir triste o preocupado. Si eso te pasa, tienes que hacer algo”, reivindica el joven.
Cuando en la década de los 90 los psicólogos comenzaron a ver cada vez más casos de ansiedad y depresión conjunta, empezaron a surgir teorías sobre sus similitudes y sus diferencias. De todas ellas, la más influyente fue la de Clark y Watson.
Ambos psicólogos crearon lo que se conoce como el modelo tripartito de la ansiedad y la depresión, en el cual definían los aspectos clave de cada trastorno y las características en común.
La ansiedad se caracterizaría por una alta reactividad fisiológica. En otras palabras:
Por su parte, la depresión está marcada por un bajo afecto positivo. Es decir:
Pero lo más importante son los puntos en común, ya que ansiedad y depresión comparten un alto afecto negativo:
Si te has sentido identificado, ya sea con las características de la ansiedad o la depresión por separado, o de ambas de forma conjunta, pide ayuda profesional.