El Gobierno del presidente de EE.UU., Joe Biden, anunció este miércoles que apoyará la propuesta que varios países han presentado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para suspender temporalmente la propiedad intelectual de las vacunas contra la covid-19.
Tras el anuncio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado este jueves que la Unión Europea está "dispuesta a discutir" la idea de levantar de manera temporal la protección que ofrecen las patentes sobre las vacunas desarrolladas contra el coronavirus, algo hasta lo que hasta ahora los Veintisiete se han resistido. Pero, ¿qué significa liberar las patentes de las vacunas?
Cada dosis de vacuna está sujeta a derechos de propiedad, patentes, de quienes las han desarrollado y fabricado. Un blindaje que se cuestiona en situaciones de crisis de salud global como la actual. Cada pinchazo de AstraZeneca, por ejemplo, cuesta 3 euros y el de Pfizer 17 euros.
Las patentes normalmente tienen una vigencia de 20 años, aunque no es necesario que una empresa farmacéutica o de cualquier otro sector espere ese tiempo para poder negociar con otras firmas acuerdos bilaterales para que estás fabriquen versiones genéricas, algo que se hizo por ejemplo con los fármacos contra el VIH-sida.
La propuesta de liberar las patentes supondría suspender temporalmente, quizá hasta el fin de la pandemia, los derechos de patente de estos productos, que se contemplan en el llamado Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS por sus siglas en inglés).
El TRIPS, firmado en 1994, está incluido en el acuerdo general que fundó la OMC en 1995 y su suspensión significaría en la práctica que las fórmulas de fabricación de los distintos fármacos contra la COVID-19 pueden copiarse libremente, sin necesidad de compensar por ello a las productoras originales.
En una entrevista con Infosalus, Jaime Espín, licenciado en Derecho y doctor en Economía, así como miembro de la Asociación de Economía de la Salud (AES) y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, explica que este paso significa que el país que ha autorizado la licencia obligatoria puede solicitar la producción de la vacuna a todos los productores que tenga la capacidad de hacerlo, de forma que ésta ya no dependa únicamente del titular de la patente.
Los países que piden la eliminación de las patentes de las vacunas afirman que esto permitiría que los países más pobres, con un acceso a los compuestos muy limitado, podrían producir ellos mismos las dosis y así inmunizar a su población. Aunque algunas voces de organismos internacionales y la propia industria farmacéutica no creen que sea la solución mas adecuada.
Desde la presentación de la propuesta, ésta ha tenido el apoyo del bloque de países en desarrollo, que actualmente tienen menos posibilidades de acceso a las vacunas anticovid (sólo un 0.3 % de los 1.100 millones de dosis administradas en el planeta se han inoculado en países de bajos ingresos) con el fin de que estos fármacos puedan producirse más y en más países y ello facilite el combate a la pandemia.
Frente a ella se han situado países en su mayoría desarrollados, muchos de ellos sedes de grandes farmacéuticas, como EEUU (hasta ayer), las naciones de la UE, Suiza, Japón o Australia, entre otras.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha celebrado el apoyo expreso del presidente estadounidense a una suspensión de las patentes: "La suspensión temporal de las patentes de las vacunas sería muy importante. Damos las gracias a Sudáfrica e India por proponerlo. Esperamos que más países se unan para que esto sea una realidad. Si no vamos a usar ahora todas las herramientas, ¿cuándo? Esto es algo que no tiene precedentes. Esperamos que todos los líderes estén de acuerdo en usar todas las opciones para aumentar la producción de vacunas cuanto antes. Esperamos que se tome una decisión pronto. La provisión para la suspensión temporal de patentes se diseñó para esto".
En este sentido, el exprimer ministro británico Gordon Brown, ha denunciado que "una de cada dos personas está vacunada en gran parte de Occidente, pero menos de 1 de cada 100 en el África subsahariana". "Al no extender la vacunación más rápidamente a todos los países, estamos eligiendo quién vive y quién muere. Nadie está seguro en ningún sitio hasta que todo el mundo esté seguro en todas partes", ha insistido.