Lo que nunca te contaron sobre el Asperger: “Para visibilizarnos no hace falta crear personajes como Sheldon Cooper”

  • El 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Asperger para darle visibilizar y frenar los estereotipos, pero, ¿sabes por qué se escogió esta fecha?

  • No podemos aprendernos de memoria una serie de síntomas y pensar que todas las personas con un mismo diagnóstico son iguales

A todos nos suena la palabra ‘Asperger’, pero a menudo la asociamos a una serie de estereotipos falsos que hemos visto en series de televisión. Se trata de una alteración del neurodesarrollo que muchos especialistas engloban dentro de los Trastornos del Espectro Autista o TEA.

Tal vez te estarás preguntando por qué se llama así, y no es nada más y nada menos que por su descubridor o, por lo menos, la primera persona que se propuso estudiar esta alteración. Hans Asperger fue pediatra, psiquiatra y profesor de origen alemán, y entre sus temas de estudio favoritos se encontraban las alteraciones de la comunicación social. Pero no es oro todo lo que reluce, ni buenas personas todos los que pasaron a la historia.

Por un lado, Hans Asperger era conocido por su simpatía hacia el régimen nazi, llegando a derivar niños a un programa de exterminio al que llamaron ‘eutanasia infantil’. Esa complicidad hacia la dictadura le permitió obtener ciertos privilegios y puestos laborales.

Por otro lado, denominó al síndrome de Asperger como ‘psicopatía autista’, un nombre que ahora mismo nos desagrada a todos, pero que en 1944 estaba totalmente aceptado. No fue hasta 1998 cuando Lorna Wing, psiquiatra británica, renombró la alteración como ‘síndrome de Asperger’.

A día de hoy, el 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Asperger coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Hans Asperger, que, como hemos visto, tiene sus luces y sus grandes sombras.

¿Qué es el Asperger?

Las características esenciales del Asperger son:

1. Una alteración en la comunicación e interacción social.

  • No inicia interacciones sociales o le cuesta, no responde cuando le hablan, parece que ignora a los demás y está inmerso en su mundo o a veces interactúa de forma extraña teniendo en cuenta las normas sociales.
  • Su comunicación no verbal no es adecuada al contexto. No mira a los ojos, no comprende ni usa gestos y a veces puede ser inexpresivo.
  • Tiene dificultades para desarrollar, mantener o comprender las relaciones sociales. Por ejemplo, le cuesta hacer amigos y le da igual socializar.

2. Comportamientos repetitivos, restrictivos o estereotipados.

  • Su lenguaje o conducta pueden ser estereotipadas. Por ejemplo, repite lo que los demás dicen como si fuese un eco, o realiza constantemente una misma conducta.
  • Es muy inflexible en sus rutinas. Se angustia mucho si hay un cambio y tiene diferentes rituales en actividades del día a día.
  • Le interesan pocas cosas, pero de forma intensa.
  • Presenta hiper o hiporeactividad estimular. En otras palabras, estímulos que son neutros o inofensivos le provocan reacciones desproporcionadas de miedo y ansiedad, y estímulos demasiado intensos o incluso dolorosos les pueden resultar indiferentes.

3. Estas alteraciones están presentes desde la infancia, pero a veces no se hacen notables hasta que las demandas del ambiente superan las capacidades personales. También es posible que los problemas se camuflen porque la persona ha aprendido estrategias para disimular.

¿Qué no es el Asperger?

Ahora que sabes la definición médica del Asperger, debes tener clara una cosa: cada persona es única. No podemos aprendernos de memoria una serie de síntomas y pensar que todas las personas con un mismo diagnóstico son iguales.

Para conocer más a fondo la diversidad del síndrome, hemos preguntado a varios jóvenes que lo padecen y que han compartido con Yasss lo que no es el Asperger.

  • No es una enfermedad

Alicia, de 27 años, quiere dejar claro que el Asperger no es una enfermedad mental. “El Asperger y los Trastornos del Espectro Autista suponen formas diferentes de funcionar. Igual que hay personas neurotípicas, también existimos los que nos salimos de esa normalidad. Pero no veo justo que seamos nosotros los que nos tengamos que adaptar al mundo. Creo que habría que encontrar un equilibrio para que todos estemos cómodos pese a las diferencias”, reflexiona.

  • No es un diagnóstico inamovible

“Cuando era adolescente tenía limitaciones que ahora mismo no tengo”, recuerda Iker, de 24 años. “Con el tiempo aprendes a manejar situaciones que antes te desbordaban, y no es que finjas o disimules, es que evolucionas como todo el mundo. El Asperger no te incapacita de por vida y aunque en los malos momentos pienses que siempre estarás así, hay muchos caminos”.

  • No es un conjunto de estereotipos

Héctor, de 25 años, confiesa sentir un fuerte rechazo hacia ciertos estereotipos de la tele. “Para visibilizarnos no hace falta crear personajes como Sheldon Cooper”, ironiza. “Si me diesen un euro por cada persona que me ha preguntado si me gustan los trenes al enterarse de que tengo Asperger, ahora mismo sería rico”.

  • No es algo peligroso

“Da mucha rabia que todavía haya gente que te mire mal o asustada cuando se enteran de que tienes un Trastorno del Espectro Autista. Normalmente es gente más mayor, pero hay que visibilizar la salud mental y demostrar que una etiqueta como Asperger o cualquier otra no te hace violento ni agresivo. Todo lo contrario, normalmente es a nosotros a los que nos acosan y dañan”, enfatiza Martina, de 28 años.

  • No es un cartel que todo el mundo vea

“Si no quieres contar que tienes Asperger, no lo hagas”, relata Andrés, de 25 años. “La gente no lo va a notar, así que no te obsesiones con que estás actuando raro y todos se dan cuenta. Cada persona tiene sus movidas y no están pendientes de lo que te pasa a ti”.