En la era de internet es normal que busquemos absolutamente todo, incluso cuando nos encontramos mal. Sin embargo, la búsqueda excesiva y repetida de información médica a través del Dr. Google puede ser confusa y a veces peligrosa. Este miedo da lugar a la cibercondría.
En España el 43% de la población usa buscadores de Internet para autodiagnosticarse, según el IV Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, sobre todo las mujeres mayores de 55 años, seguidas de las jóvenes de entre 18 y 35 años, mientras que un 2% se informa a través de las redes sociales.
La cibercondría es un término derivado de la hipocondría, que es la preocupación excesiva por la salud y que se evidencia como el miedo o incluso la convicción a padecer alguna enfermedad tras haber consultado en Internet.
Cuando una persona padece cibercondría su actividad no se limita a una simple consulta en Internet, sino que su percepción errónea acerca de su salud le lleva a tener necesidad de buscar información que pese a ser veraz y contrastada, no suele interpretarse correctamente.
Debido a esta continua preocupación, genera en las personas que padecen de cibercondría grandes niveles de ansiedad y estrés, así como bajo ánimo y miedo.
Los síntomas de la cibercondría son muchos y muy variados. Por lo general, los pacientes con este problema sienten un miedo disfuncional a la muerte provocando en ellos angustia y síntomas de depresión porque viven con la creencia constante de que su patología no ha sido evaluada eficazmente.
La inseguridad se adueña de este tipo de personas y tienden a obsesionarse ante cualquier cambio corporal visible lo que les lleva a esa necesidad de utilizar Internet para buscar inmediatamente información sobre la enfermedad que creen tener.
Para evitar este tipo de situaciones, los expertos recomiendan tomar conciencia de los trastornos y molestias que nos ocasiona. Asimismo, es de vital importancia consultar con un especialista y no entrar en el circulo vicioso de internet.
Es importante tener en cuenta que internet no tiene todas las respuestas y nunca podrá sustituir la opinión de un profesional sanitario.