La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha alertado de la presencia de la mosca negra, un insecto que hasta ahora no solía ser un problema en España pero que debido al cambio climático puede ser un importante transmisor de enfermedades. De hecho ya lo es países como del África subsahariana, Brasil y Venezuela.
El principal riesgo de la presencia de la mosca negra, habitual en zonas de ríos cuando hace calor, es la transmisión de enfermedades como ceguera y dermatitis.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este insecto transmite oncocercosis, una enfermedad provocada por el parásito 'Onchocerca volvulus', causante de la dermatitis y ceguera. La OMS estima que en 2017 perdieron la visión 1.15 millones de personas por la oncocercosis.
Aunque la mosca negra en Europa no supone problemas de ceguera en personas como en otros países, si puede provocar dermatitis de la piel, ante lo cual conviene no rascarse para evitar que la reacción cutánea vaya a más y se causen heridas serias en la piel.
En Europa, y concretamente en España, la alerta sanitaria está ligada a la saliva de la mosca negra, que puede provocar reacciones alérgicas. Si eso pasa se puede producir hinchazón de los labios y dificultad para respirar. En esos casos, hay que acudir a urgencias y a veces se requiere el ingreso hospitalario.
"La única forma de evitar que la mosca negra se convierta en un problema de salud pública en España es volcar esfuerzos en su prevención y control", ha añadido la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA).
ANECPLA ha subrayado que la mosca negra no es una especie invasora en España. No obstante, ha remarcado que en los últimos años su presencia ha aumentado en todo el territorio, sobre todo en las zonas de río, debido al cambio climático.