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El cáncer de esófago es el sexto que más muertes causa en el mundo cada año. La enfermedad puede surgir por diferentes causas, algunas genéticas y otras evitables. Las células problemáticas crecen y se extienden a otras partes del cuerpo con mucha rapidez, por eso la prevención y la detección son tan importantes. Estos son algunos consejos clave.
El esófago es un tubo largo y hueco que va desde la garganta al estómago, fundamental en la digestión de alimentos. El cáncer de esófago suele comenzar en las células que recubren su interior y puede ocurrir en cualquier lugar a lo largo de este conducto, y es más habitual en los hombres que en las mujeres.
Los dos tipos más comunes de cáncer de esófago son los siguientes:
Carcinoma de células escamosas, que se forma en las células que revisten el interior del esófago. Suele afectar a la parte superior y media del esófago.
Adenocarcinoma, que comienza en las células glandulares y, al contrario que el anterior, suele comenzar en la parte inferior del esófago, cerca del estómago.
Prevenir el cáncer de esófago no siempre es posible, pero hay hábitos que multiplican nuestras probabilidades de sufrirlo, que podemos evitar realizar. Entre ellas, las siguientes.
El alcohol en adultos sanos y con moderación no suele traer problemas, pero si bebemos de manera frecuente y en cantidades considerables, el alcohol puede favorecer la aparición de cáncer. También lo hace el tabaquismo, por lo que ambos hábitos combinados duplican el riesgo de contraer cáncer.
Si padeces reflujo gástrico -cuando el contenido del estómago pasa hacia el esófago- consulta a un médico. Su tratamiento ayuda a prevenir el cáncer de esófago.
Una alimentación saludable y el ejercicio ayudan a prevenir el cáncer. Es recomendable consumir frutas y verduras, lo cual además ayuda a mantener un peso saludable, también fundamental para prevenir la enfermedad.
Evita beber líquidos muy calientes de manera rutinaria. Esto puede causar lesiones en la mucosa del esófago y favorecer la aparición de cáncer.
Las personas con sobrepeso u obesidad tienen una probabilidad mayor de padecer adenocarcinoma del esófago, dado que el sobrepeso favorece que suframos reflujo gastroesofágico.
Generalmente, el cáncer de esófago es más frecuente en personas, sobre todo los hombres, por encima de los 55 años de edad. Enfermedades previas como el esófago de Barrett, la acalasia -cuando el músculo en el inferior del esófago o esfínter esofágico inferior no se relaja adecuadamente-, la tilosis -que causa papilomas en el esófago- o el virus del papiloma humano nos hacen más propensos a sufrir cáncer de esófago.