El sol puede convertirse en nuestro enemigo si no protegemos la piel debidamente, puesto que puede causar desde envejecimiento hasta quemaduras, pasando por algunos problemas mayores. Por eso deberíamos echarnos crema no solo en las partes del cuerpo que creemos más expuestas sino también en otras que tendemos a olvidar. ¿Cuáles son?
Hay varias cosas que debemos tener en cuenta si va a darnos el sol, tanto en la playa como en la montaña. Una es preguntarnos qué crema es la que nuestra piel necesita, lo cual dependerá de cuál sea nuestro fototipo, y otra es tener a mano el bote del fotoprotector solar para volver a ponérnoslo cada dos horas o después de darnos un chapuzón. Por supuesto exponernos demasiado en las horas de mayor incidencia de la radiación ultravioleta, entre las 12 y las 17 horas, está del todo desaconsejado.
Pero eso no es todo. Hay zonas de nuestro cuerpo que tendemos a olvidar cuando nos ponemos fotoprotección que, por tanto, estamos dejando desprotegidas ante los dañinos rayos del sol.
Puede parecer que no, pero los labios también se queman. De hecho, es de las primeras partes del cuerpo que se secan y cuartean con las altas temperaturas del verano, por eso es importante hidratar continuamente, exfoliarlos de vez en cuando, beber agua y usar un fotoprotector de labios. Hoy en día se venden infinidad de labiales que incluyen protección de los rayos UV para que vayas segura sin dejar de pintarte los labios.
Cuando nos echamos en la playa a tomar el sol solemos untarnos de crema, pero tendemos a olvidar los pies, lo cual muchas veces hace que terminemos con el empeine y la planta quemados. La piel de los pies es fina y no está acostumbrada a que le dé el sol, ya que durante buena parte del año llevamos zapatos cerrados, por ello no solo es importante ponerse protección solar sino además usar una con un factor alto y comprado en farmacia. Aplica la crema cada dos horas como máximo, también en la planta, e hidrata en casa de vez en cuando.
Generalmente nos ponemos la crema una vez en la piscina o la playa y lo hacemos únicamente en las partes expuestas del cuerpo, es decir, olvidando aquellas que quedan bajo el bañador, pero estas zonas también reciben los rayos solares. La recomendación es aplicarse el fotoprotector antes de salir y, si podemos, cada dos horas o después de bañarnos.
Seas o no seas calvo, el cuero cabelludo se quema en verano, y no es una zona donde podamos aplicar protector solar. Por ello es conveniente llevar un gorro o algo que nos cubra la cabeza durante el verano, sobre todo en las horas en las que el sol pega más.
Estas zonas del cuerpo son delicadas y, sin embargo, tienden a estar entre las olvidadas a la hora de untarnos de protector solar. Por mucho sombrero que llevemos, el sol suele incidir en esta parte, donde la piel es muy delicada, además. Algunos dermatólogos recomiendan aplicar el fotoprotector de la cara (en vez de la del cuerpo) en el cuello y el pecho.