Nadie es perfecto y es necesario que, de vez en cuando, las personas que nos quieren señalen nuestros errores. Algo bien distinto es que constantemente critiquen nuestra conducta e invaliden nuestra forma de pensar o de sentir bajo la falsa excusa de que ‘lo hacen por nuestro bien’. Este patrón de conducta tiene serios efectos sobre la persona que recibe las críticas, ya que va perdiendo su autoestima poco a poco hasta sentir que se merece ese aluvión diario de críticas injustificadas.
Cuando una persona, en este caso tu pareja, te machaca constantemente por conductas que no tienen nada de malo, como por ejemplo quedar con tus amigos, llorar viendo una película o escuchar un determinado estilo musical, estamos entrando en el terreno del maltrato psicológico.
Cuando leemos la palabra 'maltrato' automáticamente pensamos en agresiones físicas, pero antes de llegar a los golpes hay muchas otras conductas que, sin llegar a las manos, pueden destrozar psicológicamente a la víctima.
Hay que tener clara una cosa: prácticamente ningún maltratador da un tortazo a su pareja en la primera cita. La razón es que de actuar así, lo más probable es que la víctima le mandase a paseo con una denuncia de por medio.
Primero se disfrazan de auténticos salvadores, sobre todo cuando están cara al público. Así el día de mañana la gente cuestionará a la víctima cuando cuente los hechos. ‘Era muy simpático, ¿cómo va a haber maltratado a alguien?’. Después empezarán a invalidar constantemente a su pareja: celos, burlas, críticas, insultos muy sutiles… El objetivo es minar su autoestima y generar una dependencia brutal.
Mientras tanto intentarán aislar a su pareja del resto del mundo, pero siempre añadiendo la coletilla de ‘lo hago por tu bien’. Convencerán a la víctima de que sus amigos le tienen envidia, de que su familia no le conviene y de que sus compañeros de trabajo son tóxicos. De esta forma no tendrá a nadie a quien pedir ayuda, apoyo ni consejo, y tampoco le abrirán los ojos ante esta situación de maltrato porque desconfiará de ellos.
Llegados a este punto a veces pueden producirse agresiones físicas o sexuales, pero otras veces no, limitándose el maltratador a un constante acoso y derribo psicológico. No es necesario un golpe para considerar a esta situación que acabamos de describir maltrato.
Para diferenciar una crítica constructiva del maltrato hay que analizar tres aspectos: el motivo de la crítica, la intención y la forma de decir las cosas.
Cuando se critica a la pareja en el contexto de una relación de maltrato, la conducta reprochada no tiene nada de malo. Por ejemplo, llamarte egoísta por quedar con tus amigos, llamarte exagerada por emocionarte viendo una película o llamarte inculta por escuchar música comercial.
Una cosa es discutir o enfadarte con tu pareja porque ha herido tus sentimientos y otra muy distinta invalidar sus gustos, su personalidad o sus amistades.
El objetivo de una crítica constructiva es que la persona que la recibe aprenda de sus errores y madure. Al fin y al cabo, están basadas en la empatía. En cambio, un maltratador busca destrozar la autoestima de su pareja y hacerle sentir inútil, tonta, inferior o mala persona.
Finalmente, la víctima se siente afortunada por tenerle como pareja, ya que llega a creer que no vale para nada, que es mala persona y que nadie más le aguantaría. Por miedo a la soledad, no rompe la relación con su maltratador ni le denuncia.
En una relación sana, tu pareja te dice las cosas con empatía, cariño y amor, aunque el mensaje sea duro. No quiere herir tus sentimientos, así que intenta centrarse en lo positivo en vez de machacarte una y otra vez con tus errores. Cuando estamos en una situación de maltrato sucede todo lo contrario. Hasta de los aciertos sacan fallos.
Un maltratador habla con condescendencia y a menudo utiliza un tono burlón que roza lo ofensivo. También resalta constantemente las ‘equivocaciones’ de su pareja, aunque ésta haya pedido perdón mil veces.
Otra conducta muy común es la humillación en público, compartiendo detalles íntimos que dejan a la víctima en mal lugar delante de amigos o conocidos. Supuestamente lo hace ‘de broma’, pero sabe que está haciendo daño.
Si te has sentido identificada con lo que acabas de leer, pide ayuda. No estás sola. Apóyate en tus familiares y amigos y deja que profesionales te asesoren sobre las medidas conductuales y legales que debes seguir. Para más información ponte en contacto con el centro de asesoramiento a víctimas de violencia de género de tu ciudad.