La incidencia del coronavirus en España a 14 días ha aumentado 23 puntosha aumentado 23 puntos hasta situarse en 813 casos por cada 100 000 habitantes, según los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad. La retirada de una de las medidas que ha ayudado a la lucha contra el coronavirus desde el principio de la pandemia, el uso de mascarillas en interiores, y el empeoramiento de algunos datos vuelven a abrir el debate de si es necesario inocular una cuarta dosis de la vacuna y a qué colectivos.
Varias regiones como la Comunidad de Madrid o Andalucía ya han pedido al ministerio de Carolina Darias que aprueben la autorización de la cuarta dosis de la vacuna a los mayores de 80 años, el colectivo para el que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) recomienda su inoculación.
Este grupo es precisamente el que menos dosis se ha puesto. Al parecer, principalmente, por dos motivos: por miedo y por las contraindicaciones médicas ya que es un grupo con enfermedades que muchas veces hace que sean los propios profesionales de la sanidad los que desaconsejen su inoculación.
En cuanto a la población general, tanto el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) como la EMA han explicado que "es demasiado pronto" para considerar un cuarto pinchazo, aunque están revisando los datos en personas de 60 a 79 años.
Los que sí la reciben desde principios de año son los pacientes con inmunodepresión o con tratamiento inmunodepresor (cáncer) Lo hacen cinco meses después de que se les haya administrado la primera dosis de refuerzo.
"Las personas que recibieron dosis adicional de vacuna ARNm por estar incluidas en el Grupo 7 o ser personas que reciben tratamiento con fármacos inmunosupresores recibirán una dosis de recuerdo a los 5 meses de la última dosis", afirmó en enero el departamento dirigido por Carolina Darias, tras avalar las dosis de refuerzo a todos los mayores de 18 años.
En grupo 7 lo forman unas 100 000 personas gravemente inmunodeprimidas, entre los que están incluidas las personas con trasplante de órgano sólido (unas 60 000 personas), los receptores de trasplante de médula ósea (unas 20 000) y los pacientes en tratamiento con fármacos anti-CD20, que se utilizan habitualmente junto a la quimioterapia en tratamiento de linfomas y para otras enfermedades como la esclerosis múltiple, lupus o algunos tipos de artritis reumatoide.