La pandemia del coronavirus nos ha afectado a todos de una u otra manera, y también a los más pequeños. Hay niños y niñas nacidos en pandemia que, con dos o tres años, no han desarrollado igual el lenguaje y la afectividad. Han sido tiempos muy difíciles además para diagnosticar y tratar esos trastornos infantiles.
Ana nació el 19 de marzo de 2019. El parto fue normal, su desarrollo fue normal, gateó, y fue cumpliendo todos los hitos. La pequeña cumplió un año justo cuando se produjo el confinamiento en España y sus padres empezaron a ver que no emitía ninguna palabra. "Se paró, no siguió avanzando", explica Cristina Paredes, su madre.
En plena pandemia, los padres de Ana solo consiguieron hablar con la pediatra por teléfono, y esta fue su valoración: "Dijo que, con el tema de la pandemia, el círculo de ella era muy reducido y no se relacionaba con otros niños. Las personas con las que tenía contacto teníamos mascarilla, por lo que teníamos que estar tranquilos", detalla Cristina.
Pero no era por la falta de socialización, en la revisión de los dos años le diagnosticaron trastorno del espectro autista. "Al menos uno de cada 10 menores de seis años necesita Atención Temprana, esto supone unos 250.000 niños en toda España", explica Óscar Hernández, portavoz de la Plataforma por la Atención Temprana.
Los niños nacidos durante la pandemia son muy difíciles de diagnosticar. "Han aprendido a no tocarse. Esos seis o nueve primeros meses de vida son fundamentales", señala Gemma Ochando, de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil.
La pandemia crea también retrasos en el neurodesarrollo de un niño sin ningún trastorno. En estos casos se puede revertir con "el contacto hablándole, afectivo", según la doctora Ochando, es decir, volviendo a la normalidad.