Cómo lidiar con padres sobreprotectores: "Si no cojo el teléfono a mi madre, se enfada"
Marina Pinilla
Muchos padres son sobreprotectores pensando que hacen lo mejor por sus hijosPEXELS
Carla, de 27 años, explica cómo le afecta la sobreprotección de su madre: “Da igual que esté trabajando o en el cine, necesita saber dónde estoy y que le coja el teléfono”
¿Qué hago si uno de mis padres es sobreprotector? Una psicóloga comparte cinco recomendaciones para gestionar esta dinámica familiar tóxica
Carla tiene 27 años y trabaja como profesora en Segovia, ciudad en la que vive con una amiga. Sus padres están cerca, a apenas media hora de distancia en coche, y aprovecha para ir a verles todas las semanas. Su relación con ellos es, tal y como ella afirma, muy buena, pero hay un problema: la sobreprotección de su madre.
“Me llama tres veces al día y si no se lo cojo, se enfada”, confiesa Carla. Tiene que estar disponible en todo momento “y da igual que esté trabajando o en el cine, necesita saber dónde estoy y que le coja el teléfono”. De lo contrario, se preocupa y escribe a su compañera de piso. “Me da mucha vergüenza. A veces me llama estando con amigos, o me hace una videollamada. No sé cómo decirle que necesito espacio”.
Cuando Carla ha parado los pies a su madre en algún momento puntual, ella lo ha interpretado como un ataque. “Me dice que qué mala hija, que no la valoro nada, que se le quitan las ganas de vivir. Y ya me deja hecha mierda hasta que luego vuelve como si nada a llamarme”, se lamenta. Esta sobreprotección constante está afectando psicológicamente a Carla, que cada día es más consciente de que no es un problema que haya aparecido ahora, sino una dinámica tóxica que ha vivido desde su infancia.
Qué es la sobreprotección paternofilial
Para entender qué es la sobreprotección de los padres es importante definir la emoción expresada, un concepto que surge en 1972 dentro del campo de la Psicología para explicar el ambiente de ciertas familias con dinámicas tóxicas.
La emoción expresada permite entender cuáles son las características de una relación sana entre padres e hijos, y las que reflejan una relación dañina.
Entre los componentes positivos de la emoción expresada nos encontramos:
La calidez emocional. Es decir, la capacidad de sentir empatía hacia los hijos, de comprender lo que sienten, de interesarse por ellos y de mostrarles afecto.
Los comentarios positivos. Son las expresiones verbales de calidez emocional. Por ejemplo, que tus padres te digan que están orgullosos de ti, que te recuerden lo mucho que te quieren o que te den ánimo tras un momento duro.
El problema es que muchas familias tienen otro tipo de dinámicas que son muy dañinas a corto y largo plazo:
La hostilidad. Es el polo opuesto de la calidez emocional. Implica tensión y rechazo hacia las emociones y pensamientos de los hijos, tratándoles como seres inferiores que no merecen afecto.
El criticismo. Es lo opuesto a los comentarios positivos. En otras palabras, son padres que constantemente están juzgando, machacando y presionando a sus hijos.
La sobreprotección. Son conductas muy invasivas hacia los hijos que muchas veces rozan el chantaje o manipulación emocional. El problema de la sobreprotección es que muchos padres piensan que es algo bueno. Es decir, que están cuidando de sus hijos. No es así, ya que acaban coartando su libertad, agobiándoles e impidiendo que escuchen a sus propias necesidades por estar pendientes de las de sus padres.
¿Cómo sé si mis padres sobreprotectores?
Algunas señales de que tu padre o tu madre es una persona sobreprotectora son:
Llamadas o mensajes constantes a lo largo del día. Si no respondes, te hace sentir culpable.
Te exige saber qué es lo que haces en todo momento y con quién. Esto es comprensible cuando eres pequeño, pero a partir de la adolescencia es saludable que los padres permitan cierta independencia a sus hijos.
Te prohíbe ciertos planes completamente razonables. Por ejemplo, eres mayor de edad pero te pone hora de llegada o te prohíbe estar a solas con tu pareja.
Cuando intentas establecer límites, se pone a la defensiva. Da la vuelta a la situación para que parezca un ataque.
No pide perdón después de excederse. Simplemente actúa como si nada. Si le recuerdas lo ocurrido, te dice que “fue por tu bien” o que “no le entiendes porque no tienes hijos”.
Te manipula emocionalmente para que cedas ante sus demandas.
Se agobia cuando haces planes que implican salir de tu zona de confort. Por ejemplo, hacer un viaje o ir a estudiar o trabajar fuera. De alguna manera, sientes que te condiciona para que no hagas dichos planes.
Hace cosas por ti aunque tú estés completamente capacitado para ello.
Se enfada si tus emociones no coinciden con lo que él o ella espera de ti. Solo puedes estar triste si para él o ella hay un buen motivo. Solo puedes enfadarte si él o ella cree que tienes razones.
A veces invalida tus emociones. Te hace sentir exagerado por sentir lo que piensas o por tener tus propias creencias.
5 recomendaciones para lidiar con padres sobreprotectores
No te aproveches de la sobreprotección. Es muy tentador dejar que tus padres resuelvan tus problemas, que decidan por ti o que te consientan (hablamos de caprichos, no de cubrir tus necesidades básicas), pero tienes que ser independiente para poder poner fin a la sobreprotección.
No cedas ante la sobreprotección. Si te llama tres veces al día, contesta una vez. En otras palabras, pon límites poco a poco y si se enfada, no entres en la discusión. Mantente firme.
Explica el porqué de tu comportamiento. A la hora de poner límites, puede ayudarte explicar una vez (y no constantemente) porque necesitas tu espacio, tu independencia y tu tiempo a solas. Dile a tu padre o madre que eso no significa quererle menos y que no quieres entrar en un círculo vicioso de discusiones cada vez que actúas libremente.
No quites importancia a tus emociones. Cuando los padres nos invalidan emocionalmente, tendemos a repetir esta dinámica. En consecuencia, pensamos que estamos actuando de forma exagerada o desproporcionadamente. Tienes todo el derecho del mundo a estar triste, abrumado o enfadado a veces, y también puedes expresar esas emociones de forma asertiva.
Refuerza los comportamientos saludables de tu padre o madre. A medida que se vaya relajando y te sobreproteja menos, intenta agradecerle ese esfuerzo. Ver que tú notas los cambios y que los reconoces le animará a seguir actuando así.