Llegas a casa, te da pereza desmaquillarte y al día siguiente te levantas con un orzuelo. Es un clásico muy molesto que delata una acumulación de sebo en el párpado y que puede evitarse en cierta medida. ¿Sabes por qué salen en primer lugar?
Un orzuelo es un bulto rojo que sale en el párpado, parecido a un grano o un forúnculo, que suele contener pus. El lagrimeo y el dolor son los síntomas más comunes, y generalmente (buenas noticias) se va por sí solo en un par de días.
Existen trucos caseros que se han transmitido mucho tiempo por el boca a boca como ponerse un paño húmedo o pasarse un anillo de oro, y cremas como el Terracortril que resultan efectivas, pero lo mejor para los orzuelos siempre es la prevención.
Las pestañas son el mejor aliado contra las bacterias que invaden nuestra piel. Contienen unas glándulas sebáceas que humedecen la parte frontal de los ojos junto con las lágrimas. Cuando esas glándulas se obstruyen, se produce una hinchazón porque tus pestañas no consiguen dispersas esa ‘suciedad’ que no debería estar ahí.
Aunque los orzuelos no siempre implican infección, pueden infectarse si no se cuidan. Por ello es importante mantener el ojo limpio y aplicar una toalla calentita (que no queme) en el ojo, para que el sebo encerrado en el orzuelo se vuelva más blandito. Hazlo varias veces al día y asegúrate de no compartir toalla con nadie: los orzuelos se contagian fácilmente.
Si usas lentillas, sustitúyelas por las gafas hasta que desaparezca el orzuelo.
Si notas que pasan los días y la hinchazón va a más o te duele en exceso, ve al médico. De igual manera, si eres muy propenso a los orzuelos, quizá necesites alguna recomendación más específica.
Aunque no siempre es evitable que se nos inflame el ojo y algunas personas pueden ser muy propensas a ellos, hay varias cosas que podemos hacer para esquivarlos en la medida de lo posible. Desde ‘Clínica Baviera’ recomiendan ser precavidos en los siguientes casos: