Las prenavidades de este año se parecen poco a las de 2020 cuando la desescalada dio un paso atrás ante la tercera ola. Tres olas después se puede viajar entre comunidades y hacer planes con familia o amigos pero con los contagios sin parar de crecer
Un año después el escenario es mucho más permisivo pero el miedo a que todo cambie en 48 horas hace que Gobierno y comunidades reiteren el llamamiento a limitar las reuniones sociales y la asistencia a lugares concurridos y, sobre todo, mantener las medidas de prevención, la mascarilla en exteriores y la higiene de manos porque, aunque las vacunas están funcionando, el riesgo de la variante ómicron es alto.
Sin cierres perimetrales ni toques de queda, los españoles pueden viajar con normalidad por todo el territorio con la única exigencia del pasaporte covid, según en qué comunidad autónoma. Eso sí, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias para que la cena familiar o la reunión con amigos no se convierta en foco de trasmisión de contagios.
Unos cierres perimetrales que en 2020 se pudieron sortear solo en las estrictas fechas navideñas, entre el 23 de diciembre y el 6 de enero, si el encuentro era exclusivamente para visitar a familiares o allegados.
Un término el de "allegados" propuesto por el Gobierno y que suscitó variedad de interpretaciones entre los Ejecutivos autonómicos por su ambigüedad y que las comunidades acabaron aceptando tras proponer otras alternativas como la "familia de hecho" o la "familia de derecho".
Y es que en este diciembre de 2021, el pasaporte covid, el documento que certifica la vacunación, es obligado en la mayoría de autonomías.
Los servicios para los que se exige van desde el ocio nocturno hasta las visitas a centros sanitarios o el consumo en restaurantes, pero las exigencias son dispares según los territorios.
Algunas comunidades quieren extenderlo a visitas a residencias geriátricas, recintos deportivos, celebraciones civiles y religiosas e incluso gimnasios, pero para ello precisan del aval judicial.
Todo depende de la región en que se encuentre. De momento, solo la Comunidad de Madrid, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Asturias no lo han implantado.
Pese a la utilidad del pasaporte covid para limitar la trasmisión de contagios y ofrecer una movilidad lo más segura posible, las dudas sobre el alcance de la variante ómicron, que irrumpió a finales de noviembre, ha mitigado parte de las ansias navideñas de reencuentros.
Restaurantes y hostelería han tenido que anular cenas de empresa o las han reducido a grupos más pequeños, y eventos municipales convocados en interiores se han trasladado al exterior para garantizar una buena ventilación.
Y es que pese a que la vacunación alcanza máximos, quienes acuden a estas reuniones quieren ir sobre seguro. De hecho, el arranque de estos días festivos ha disparado la demanda de test de antígenos que, a diferencia de las prenavidades de 2020, se pueden adquirir sin receta médica en farmacias.
Hace un año, sin vacunación y sin pasaporte covid, lo que se exigía en algunas comunidades era un salvoconducto que justificase los desplazamientos entre autonomías y que avalase, por ejemplo, la existencia de lazos de sangre con el familiar visitado.
Un salvoconducto que debía llevar el viajero que quería entrar o salir de una comunidad autónoma. Una fórmula que permitió entonces reducir el número de desplazamientos. Desplazamientos que este año, en la antesala de las navidades y sin restricciones en la movilidad, se esperan masivos.
Recién pasado el puente de la Constitución, las aglomeraciones para ver las luces de Navidad, los botellones, los conciertos, los mercadillos navideños o la afluencia de turismo en el centro de las ciudades suponen el foco de mayor riesgo.
Multitudes que en plena sexta ola ponen a prueba la salida de la pandemia. Y es que el Gobierno ha descartado más medidas restrictivas porque esta navidad la situación es "bien distinta" a la del año pasado.
Con los aforos de teatros, cines y espectáculos al cien por cien y los restaurantes y la hostelería sin límite en el número de comensales, las prenavidades de este 2021 lo fían todo a la responsabilidad individual y al carné de vacunación, que se convierte en la herramienta más útil para limitar los contagios.
Diciembre de 2021 se ha estrenado con una reactivación de las cuarentenas pero solo para los contactos con un positivo de la nueva variante ómicron. Esta medida, que tuvo su punto álgido en los tiempos en los que no existían vacunas frente a la covid-19, ya había sido desterrada en el caso de que el contacto con positivo hubiese culminado el proceso de vacunación.
Además, las fronteras están abiertas para viajeros internacionales si bien hay restricciones con los vuelos procedentes de varios países africanos por el riesgo de contagio de ómicron.
También a diferencia de 2020, los eventos deportivos están al máximo. Cien por cien en recintos abiertos y 80 por ciento en cerrados. Aforos muy distintos a los de diciembre de 2020 cuando Sanidad anunciaba que podían asistir a estos eventos el 30% del total de la instalación.
Las celebraciones prenavideñas también llegan este año a centros de mayores y residencias, con actividades programadas y visitas ilimitadas con la única exigencia, en la mayoría de los casos, del certificado covid.
Se trata de que los mayores institucionalizados tengan una navidad diferente a la de 2020 cuando solo podían salir de la residencia los ancianos sin anticuerpos de coronavirus, a un único domicilio y si se relacionaban con una misma burbuja de convivencia.
Con estas navidades "bien distintas" a las de 2020, como ha señalado más de una vez la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, desde Sanidad toca llamar a la prudencia y a la prevención, con el mantenimiento de la mascarilla en interiores y exteriores si no hay distancia de seguridad y con el aviso de que solo la vacunación salva de la pandemia.
Y con la vacunación pediátrica a punto se cierra prácticamente el círculo de la población a vacunar, solo pendiente de los resultados de los ensayos clínicos para los menores de 5 años.