El uso obligatorio de la mascarilla por la pandemia de coronavirus ha derivado en numerosos problemas cutáneos para miles de personas que han visto como su piel se llena cada día de rojeces, acné Como parece que el uso de esta protección va a ir para largo, cada vez son más las alternativas que salen a la luz para cuidar nuestra piel.
Por ello, ha surgido un nuevo ingrediente que ya está de moda en decenas de países: la niacinamida, más fácilmente conocida como vitamina B3. Se trata de un ingrediente que está presente en numerosos productos para el tratado del acné y que se descubrió hace ya bastantes años, pero que en la actualidad está ganando cada vez más terreno.
Como recogen diversas webs especializadas, sus múltiples beneficios están convirtiendo a la niacinamida en la pieza clave para los productos de nuestra higiene facial del día a día. Así, es capaz de ayudar a reducir las manchas (incluso las oscuras) y el enrojecimiento, los poros y las arrugas. Además, ayuda a mejorar la renovación celular de la superficie de la piel y fortalece las defensas.
Por todas esos beneficios y funciones, antiinflamatoria, calmante, antibacteriana, es uno de los ingredientes anti-envejecimiento por excelencia y con mayor eficacia. Además destaca también por su grado elevado de tolerancia, que permite a las pieles con dermatitis atópica utilizarlo sin ningún tipo de problema, y que se adapta al resto de pieles a la perfección: grasas, secas, sensibles, etc.
La aparición de picores, sarpullidos, erupciones, manchas o acné son algunas de las consecuencias que la utilización de mascarillas puede provocar en la piel de la población. "Las principales consecuencias son la dermatitis, piel seca, con aparición de eccemas y acné tanto en la población general como en sanitarios. En los sanitarios que llevan la mascarilla FPP2, al ejercer más oclusión, produce rozaduras en zona de nariz y mejillas", ha explicado la enfermera experta en Dermatología de la Clínica Dermatológica Internacional, Yolanda Roldán.
Estos problemas pueden ser más evidentes en el caso de los sanitarios y de otras profesiones que requieren el uso continuado de elementos de protección como el caso de los comercios y establecimientos públicos o los trabajadores de servicios públicos. "Todo personal que lleve la mascarilla durante ocho horas tendrá más efectos secundarios en la piel que aquellas personas que las utilizan únicamente al salir de casa. Pero, en cualquier caso, es bueno para todos usarlas y, debemos, por tanto, en mayor o menor medida, cuidar nuestra piel", ha apostillado Roldán.
El sudor bajo las mascarillas, que se acrecienta ahora con las temperaturas elevadas del verano, la fricción continua, la presión sobre determinados puntos del rostro como nariz, mejillas, orejas y frente son factores que pueden agredir la piel. En este sentido, los expertos aconsejan extremar el cuidado de la piel para prevenir, prepararla e intentar evitar posibles daños.
"La piel debajo de la mascarilla no respira, se ocluye y está húmeda por los vapores de la respiración. Mientras sigamos llevando la mascarilla como medida de prevención aconsejada por las autoridades sanitarias, pueden seguir apareciendo estos efectos secundarios en la piel", ha señalado la experta.
En este sentido, la limpieza y una hidratación continuada constituyen los elementos clave para cuidar la piel del rostro ante la utilización continuada de mascarillas. La hidratación debe realizarse de forma rutinaria con ingredientes adaptados al tipo de piel y aplicarse antes de colocarse la mascarilla.
"Para los problemas de piel seca, dermatitis, lo mejor es la hidratación con cremas nutritivas o incluso emolientes. Si persiste y aparecen eccemas, es recomendable acudir al profesional sanitario. Cuando produzcan granitos o pequeños brotes de acné, aconsejo limpiar muy bien la piel antes y después de salir de casa, no maquillar, pues ocluye los poros e hidratar la piel con productos libres de aceites (oil free)", ha apostillado Roldán.